República sin ciudadanos, sin
territorio definido, sin población sino multitud, sin nación y manteniendo
jerarquías y privilegios y valores coloniales no es República, eso pasó en Perú
PERÚ: EMANCIPACION CON ELITES CRIOLLAS ‘LIBERALES’ DIVIDIDAS Y VORACES DE
PODER REACCIONARIO
Es importante que
tengamos una visión de cómo estaba el contexto internacional y sobre todo como
funcionaba el reinado español sobre Sudamérica para tener una mejor idea del
proceso de la emancipación en el Perú que siempre fue reacio sobre todo Lima a
seguir la corriente universal de cambios y transformaciones culturales,
políticas y económicas, recordemos que el conocido intelectual José Ignacio López Soria (Cáceres
España-1937) (JILS), escribió sobre la época del rompimiento de América del Sur
con el Reino de España lo siguiente:
“Las modificaciones en la estructura socioeconómica occidental (paso de capitalismo mercantil a capitalismo industrial; auge de la burguesía industrial-comercial, especialmente inglesa) y sus expresiones jurídico-políticas (régimen democrático) e ideológicas (liberalismo) no solo generan el clima de la transición sino que desencadenan fuerzas que el ‘antiguo régimen’ no puede ya contener aunque ponga en práctica un calculado sistema de reformas (…) El movimiento de reformas de independencia no es, por tanto, una mera imitación o reflejo de lo que ocurre en Europa sino componente fundamental de un proceso histórico que abarca tanto a Europa como a América.” (pag. 92, “La Época del Rompimiento (1780-1824)” en ‘Nueva Historia General del Perú’, Mosca Azul editores, segunda edición Lima 1980)
Y claro, razón no le falta al historiador glosado toda vez que efectivamente a finales del siglo XVIII se pudo verificar en Europa cambios profundos y estructurales en diferentes campos y ámbitos: Declive del capital mercantil y empoderamiento del capital industrial de libre competencia, insurge poderosa la revolución tecnológica aunada a una mutación ostensible de la demografía con nuevas ciudades, puertos y vías, se erecta la ambición por nuevas y más tierras y las finanzas y el comercio empiezan a extender sus redes y a clavar sus garfios imparablemente, pero el motor de todos estos cambios fue el antropocentrismo que se gestó en el renacimiento tardío y que en la edad moderna se expresó en los pensadores y filósofos de las libertades ciudadanas, del Estado moderno racional y de los derechos naturales del hombre y de los derechos de propiedad, etc., de todo eso el Perú estaba fuera de juego, no sólo por la ausencia de informaciones y literatura de libre circulación (recordemos que la Iglesia Católica había impuesto el INDEX donde se hallaban todos los libros liberales o revolucionarios, etc.), sino porque no había intelectuales inflamados de racionalismo y liberalismo, además porque la educación era controlada por la sectaria y dogmática iglesia católica mayoritariamente, etc.
Asimismo se verificó también, el ciclo de las revoluciones burguesas de 1789 hasta 1848 impulsadas por el combustible de la nueva y fogosa cultura burguesa que exigía el imperio del contrato civil con nuevos cánones jurídicos, el respeto y vigencia del contrato político aunada a la dogmática separación de poderes. Y eso no corría en Perú totalmente dominada ideológica, cultural, política-militar y religiosamente por la corona española y sus virreyes y burocracia leal, sino también porque nunca tuvimos una burguesía dispuesta a jugarse el todo por el todo para poder enriquecerse más sin las trabas y obstáculos que significaban el virreinato y corona española, nunca tuvimos burguesía nativa capitalista moderna y por eso nunca fue ni es aplicable en forma el análisis marxista para nuestro medio, siempre necesitamos de otros instrumentos de estudio y análisis de la realidad nacional a fin de no cometer errores de enfoque y de estudio.
Tampoco podemos dejar de mencionar y precisar que existió una grave crisis y la consiguiente caída de la antigua y poderosa Casa noble de los Borbones (que tanta influencia ejercieron no sólo en Francia son también en España y por lo tanto en el virreinato del Perú), seguidamente la caída del gran líder revolucionario republicano el corso Napoleón Bonaparte e inmediatamente el ascenso y dominio absoluto de Inglaterra por mar y tierra y tecnología (antagonista primero de Francia bonapartista), por lo tanto, la Burguesía europea en general y en específico la imperialista británica asume el control ideológico, político y económico-financiero mundial: Imperio Británico industrial, comercial y político-ideológico esparcido sobre la faz de la tierra con piratas incluídos.
Los Borbones llegaron en 1700 a España y encuentran cortesanía en legión, dogmatismo acerado, pedigüeños por regimientos y nada de burguesía pujante. Los frívolos Borbones fueron incapaces políticamente de dar satisfacciones a las necesidades crecientes de sus colonias y mucho menos pudieron sostener su “proteccionismo económico” a favor de sus subordinados allende sus colonias de ultramar (en 1701 Francia consigue desembarcar negros en los dominios españoles, y lo mismo hizo Inglaterra a partir de 1703 vía el Tratado de Utrech y con los ‘navíos de permiso’ ya podían desembarcar más de 640 toneladas de mercancías destruyendo el monopolio hispano y abriéndose espacios económicos a otros sectores y esto va a traer consecuencias políticas e ideológicas en otros virreinatos sudamericanos pero menos en la reaccionaria Lima y su bastión militar de dominio sudamericano).
Este forado
político-económico-comercial en contra del reino borbónico hispano ahondó
mayores vicios y problemas (minando el fortín ideológico-político de a pocos en
otros virreinatos menos en Perú como hemos acotado): Aumentó el Contrabando, y
la corrupción de los funcionarios españoles, la marina mercante española cayó
en desgracia por la obsolescencia de sus navíos, permitiéndose (obligada por
las circunstancias) ya en 1739 la llegada de los ‘navíos de registro’ y por tanto la ‘derrota libre’ y ambos por cierto destrozaron el proteccionismo
mercantil español, produciendo nuevos ricos y nuevas ideas y nuevas intenciones
de acumular poder nativo o patriota en contra de los chapetones, pero eso no
ocurrió en Perú repetimos, ocurrió en Argentina y Chile por ejemplo.
Recordemos que en 1778 el rey Carlos III promulga el Reglamento de Comercio Libre y ello generó muchos cambios con incidencia seria en la política de las colonias hispanas, se verificó agrupación de monopolistas con nuevas vías toda vez que 13 puertos del dominio español más 22 puertos sudamericanos quedaron abiertos al comercio libre, aparece el auge del puerto de Buenos Aires, aparecen nuevas compañías de navegación marítima, arrecia el contrabando y por cierto el puerto de Callao cae y con dicho puerto: Lima también decae en importancia y tráfico comercial.
Coetáneamente se verificó desmembraciones del territorio y caída del dominio del Virreynato del Perú ya que en 1717 se dio creación al Virreynato de Nueva Granada, en 1776 el de Río de la Plata, las minas de Potosí pasaron a dominio de Buenos Aires, se crearon nuevas Audiencias en Cusco y Caracas, así como nuevas Capitanías Generales en Cuba, Venezuela, Guatemala y Chile, todo ello en contra de la hegemonía que había tenido Lima.
Los reyes Borbones introdujeron la figura gala de la Intendencia en Perú (1784) como unidad geográfica-económica con poderes administrativos, judiciales, religiosos, políticos y económicos en una sola persona en 7 zonas: Lima, Tarma, Trujillo, Huancayo, Huamanga, Cusco y Arequipa, la intendencia de Puno fue creada después pero luego la pasaron bajo la influencia de Buenos Aires, y con dicha figura se fortaleció la centralización de poder, y para la independencia estas mismas intendencias serían los primeros departamentos del Perú libre y supuestamente republicano.
Todos esos cambios generaron rebeldes movimientos sociales desordenados y/o inconexos pero potentes y sangrientos, por ejemplo en 1723 se amotinaron los araucanos en Chile, en 1730 en Bolivia se levanta Calatayud de Cochabamba, en 1739 el cordobés Juan Vélez incita a rebelión en Oruro. En 1742 se verifica el potente movimiento en Selva Central de Juan Santos Atahualpa que exige en Tarma la restauración del Imperio Inca, y aquí en Lima, una rebelión de Indios en 1750 pretendió eliminar al Virrey Conde de Superunda, no solamente eso, hubo movimientos rebeldes también en Huamachuco, en el altiplano de 1770 y 1771, Santiago de Chuco en 1773, en Chumbivilcas en 1774, asimismo en Huamalíes, Huánuco, Chota, Huaylas, Cusco y Arequipa, lo que equivale a decir que aquí en Perú el descontento era general: Pero era el PERÚ REAL o PERÚ PROFUNDO que no las élites criollas provincianas en primer plano, el que tuvo el ímpetu y la disposición para salir a pelear y castigar al abusivo, inhumano y explotador dominio español, mientras que Lima corría por otra vía en sentido contrario.
Con estos hechos
históricos irrefragables queda demostrado la afirmación que vengo sustentando
en el sentido que fueron nuestros
indígenas (que no eran liberales
en modo alguno) los que impulsaron la emancipación
y liberación del yugo español, pero sin plantear la REPÚBLICA, este dato es muy importante entonces, los indios peruanos y sus líderes querían
librarse del dominio español y en algunos casos se planteó implícitamente una República de indios como fue el caso
con Túpac Amaru II. Además, no había
élite intelectual liberal republicana ni en Lima y menos en provincias, no
había burguesía liberal peruana que apostara por la República con sus caudales,
vituallas y hombres, no lo hubo como sí se verificó repetimos en Chile y
Argentina, esto es importante para comprender bien como nace nuestra postiza
República primera en 1821.
República primera en 1821.
Todo ello grafica el gran hervidero social de descontento agudo y con explosiones de levantamientos, rebeliones, asonadas y motines que acompañaron o fueron paralelos al movimiento de Túpac Amaru, y sobre el punto dice JILS dice lo siguiente:
“La rebelión de Túpac Amaru (1780) no es pues, flor nacida en el desierto. Los motivos inmediatos del levantamiento pueden tener relación con la defensa de intereses personales del cacique, pero la extensión y profundidad de la rebelión son muestras evidentes de que estaban en juego exigencias muy sentidas por la comunidad indígena (…) Los planteamientos del cacique de Tungasuca adquieren, ante la negativa de las autoridades coloniales, vuelo político y se plasman en la exigencia de un gobierno de indios y mestizos. La represión no se hizo esperar. (…) El miedo se había apoderado de la ‘república de españoles’” (pag. 93, Id.)
Aquí podemos notar claramente las diferencias y divisiones en y del PERÚ REAL enfrentado y en fuerte oposición a los intereses del PERÚ-COLONIAL-OFICIAL (oposición que nace obviamente desde la Colonia y no precisamente desde la República), también podemos colegir que no había ni deseos ni intención ni proyecto ni aspiración de convertirnos en República, esa idea estuvo muy lejana aún, y así lo señala muy bien JILS cuando dice:
“Los criollos, a pesar del tímido apoyo de algunos sectores de intelectuales al movimiento tupacamarista, advirtieron también que si la iniciativa de la protesta contra la Corona quedaba en manos de la comunidad indígena, se ponía en peligro sus más caros privilegios. La lección fue sabiamente aprendida. Los indígenas –pensaban los criollos- no deberían interponer sus intereses en los pleitos entre españoles peninsulares y españoles americanos. Claro que lo que está en juego en esta idea son criterios más económicos que raciales. El revestimiento, la expresión externa, puede ser más racial que económica, pero en el fondo se mueven intereses predominantemente económicos ” (pag. 93-94, Id.)
Queda entonces claro que la división ‘PERÚ REAL’ versus ‘PERÚ OFICIAL’ es de muy antiguo y expresado en hechos históricos reales, cuantificables y comprobables, y muy en especial cuando se entra a pesar y sopesar los intereses del dominio económico oligárquico de Lima y la costa con respecto a la sierra o a las provincias del interior Perú.
Y lo más importante que
se puede apreciar, constatar y colegir sin equivocaciones: Que NO HABÍA NACIÓN, NO HABÍA PUEBLO CON
UNIDAD DE OBJETIVO AGLUTINANTE, NO HABÍA NACIÓN NI MENOS CONCEPTO DE ESTADO, NO
HABÍA NINGÚN PLANTEAMIENTO DE CONVERTIRNOS EN REPÚBLICA … todo se
reduce a celos de tipo comercial, económico y cuasi político revestido de
racismo precario y barato.
Esta tesis es central
para FORO REPUBLICANO que viene
planteando la erección y construcción de una II República en el Perú que salde, solucione y cancele estos
problemas y otros, que no dejan que seamos aún NACIÓN y ESTADO en forma y para el impulso del Perú como potencia de Sudamérica y nuevo hegemón
que nos corresponde por muchas razones y requisitos que abonan a nuestro favor
desde antiguo.
Nosotros sustentamos que el peso y la sustancia del proceso emancipador en el Perú se le puede atribuir con mayor legitimidad al PERÚ REAL o al Perú profundo mucho antes que a Lima, y esto es muy importante toda vez que se ha dicho que los ‘liberales’ limeños sobre todo fueron los adalides de la emancipación cuando en términos reales no es así y nunca fue así, es más, los ‘LIBERALES’ criollos limeños (donde se encontraba la flor y nata de los intelectuales y supuestos teóricos liberales) no querían EMANCIPACIÓN porque no estaba en sus planes, ya que sus intereses iban contrapuestos a la corriente continental de liberación total y absoluta del yugo español. Ello queda muy claro cuando JILS afirma:
“Los criollos de Lima, especialmente los relacionados con el monopolio comercial, ejercían desde la capital el control sobre el negocio de minas y sobre el tráfico mercantil. Esta situación de privilegio se constituyó en fuente de conflictos entre la élite criolla de Lima y la de provincias. No es raro, pues, que los criollos provincianos se sumen a las rebeliones de indios y apoyen, con más fervor que los limeños, el movimiento emancipador” (pag. 94, Id.)
Este sistema
centralista abusivo, monopolista y hasta discriminador pervive aún en algunos
sectores, y es que el cogollo limeño
siempre buscó someter a las provincias con sus inversiones y operadores malevos
y corruptos, por eso buscaron una REPÚBLICA
LEGAL Y OFICIAL que asegure,
legitime, perpetúe y legalice su dominio
y poder sobre las provincias y apelaron al expediente del ‘Estado de Derecho’,
del Congreso de la República, de los ‘partidos políticos’, del ‘poder
judicial’, de la ‘policía nacional’, etc., etc., y ello se puede comprobar no
solamente con la simple compulsa de lectura de los historiadores más reputados
y objetivos sino hasta en la misma literatura peruana: López Albújar, Manuel
Scorza, Ciro Alegría, César Vallejo, Clorinda Matto de Turner, Abraham
Valdelomar, etc., etc.
Son intereses predominantemente económicos --de baja intensidad o mercantilistas de mediana monta con respecto al gran capitalismo de los grandes países desarrollados--, los que generan esa división y la imposibilidad de la unión entre el PERÚ REAL y del PERU OFICIAL, no hubo ni hay confluencia coherente para luchar por la emancipación o liberación absoluta del dominio español logrando así la real, legal y legítima libertad de la patria como un colectivo que tiene objetivos comunes, no fuimos nación, no somos nación. Así queda sentado con la afirmación de JILS cuando dice:
“La libertad de comercio corta, en parte al menos, las amarras entre el grupo comerciante de Lima y los de provincias. Esta situación merma el poder de la élite limeña y robustece –a nivel local y regional- la primacía de las élites provincianas. El sistema de intendencias intenta, para contrarrestar los efectos disgregadores de la libertad de comercio, reintegrar las provincias y distritos y ponerlos al servicio de la Corona. Los cabildos urbanos, tan activos en el primer siglo colonial y reducidos luego a una vida lánguida por la política centralista de la Corona fueron revitalizados por los intendentes (…) La revitalización de los cabildos al final del coloniaje responde más bien a la necesidad de mirar, desde los centros productivos mismos, por los intereses de la Corona. Advertimos, pues, que si bien la libertad de comercio fortalece a la élite criolla de provincias, la intendencia procura mermar ese fortalecimiento. No es raro, por tanto, que los cabildos urbanos se constituyan en centros de conflictos entre los intereses de la ‘burguesía’’ provincial y los de la Corona . Alrededor de esos conflictos se va tejiendo el clima propicio para la emancipación.”(pag. 94-95, Id.)
La intencionalidad
política central, frontal, esencial y embozada de la creación de las
Intendencias fue ‘sacarle el jugo’ a
las provincias y cabildos ricos y productivos de la colonia, evitando que las
mafias limeñas y las autoridades virreinales centralistas perjudiquen los
ingresos y ganancias de la corona española, estos roces y descontentos y
perjuicios de los antiguos ‘señorones’ empoderados
va a provocar los primeros conatos de aparente ‘emancipación’ cuando lo que en realidad era: Mera ambición y
angurria de quedarse con la mayor parte del ‘queso’ vale decir: nada de aspiración ética libertaria republicana
de alcance nacional, nada de eso.
El proceso de la EMANCIPACIÓN en el Perú entonces, no fue obra de los ‘Liberales’ y mucho menos de los ‘criollos’ limeños, el Perú estaba dividido y bien dividido por intereses económicos no industriales ni capitalistas de gran calado o monta donde que el racismo, la ignorancia y la discriminación coadyuvaban a la pervivencia de este odioso sistema, la posición o idea o imaginario dominante era la de usufructuar al máximo el poder que te podía transferir el dominio español que tenía todo el poder absoluto, los criollos que conformaban la élite dominante, optaron por lo más sencillo ‘apoyar al más fuerte de los lobos’: El Virreinato español asentado en Lima.
Y una muestra de lo que aquí afirmamos, en el sentido de la profunda división entre peruanos tiene su confirmación en la siguiente cita de JILS cuando dice:
“Puede decirse en general, que los intereses de la comunidad indígena y de las gentes de ‘castas’ (negros, mulatos, etc.) quedaron al margen de los conflictos por la independencia. Ni realistas ni patriotas estaban interesados en que en sus pleitos se entremezclasen las viejas apetencias de justicia social de la población explotada del Perú. Unos y otros supieron, sin embargo, aprovechar en beneficio propio estas apetencias.” (pag. 95, Id)
Vale decir: NUNCA HUBO CONSCIENCIA, SENTIDO O SENTIMIENTO O VOCACIÓN DE UNIDAD NACIONAL, NO ÉRAMOS NACIÓN, NUNCA LO FUIMOS, fuimos multitud vale decir una agrupación donde cada quien quiere hacer prevalecer sus intereses y parecer; a diferencia de PUEBLO donde el colectivo tiene objetivos comunes que todos respetan y coadyuvan a cristalizarlo. Nuestra primera República abortó, nació fallida y presta para la CORRUPCIÓN, EL ABUSO, LA EXCLUSIÓN Y LA INJUSTICIA SOCIAL, pues todo eso quiere corregir Foro Republicano.
Si nacimos a la primera república sin ser nación ni pueblo, si
no teníamos el territorio bien definido y si se formó un gobierno elitista y
excluyente y plutocrático desde su inicio, pues ello nos indica que nunca fuimos un ESTADO REPUBLICANO
REALMENTE y que tenemos que corregir esos graves errores e injusticias
y para eso ha nacido Foro Republicano.
Está sumamente claro entonces, que fueron las élites provincianas las más interesadas en emanciparse del yugo español, mucho más interesadas que las élites criollas limeñas que se ‘sobaban’ de buen grado con los godos y chapetones y realistas buscando mayores prerrogativas y poder sobre los andinos, en esa línea afirma JILS:
“La élite criolla de provincias, relacionada con la minería, la agricultura y el comercio regional y local, apoyó mayoritariamente la independencia pensando que la separación de España traería como consecuencia la eliminación del control de los funcionarios reales y la supresión de los privilegios de la élite limeña” (pag. 96, Id.)
Pero también es bueno y oportuno precisar que las élites criollas provincianas están apartadas de los propios intereses del PERU REAL o PERÚ PROFUNDO porque buscaban librarse del dominio de las élites limeña y costeñas para fortalecer su poder interno regional y provinciano, por eso es que en la República esas élites criollas provincianas van a consolidar un casco duro del bloque conservador que no liberal, que acentuará más las divisiones internas y ampliará como es lógico la brecha de la injusticia y de la inequidad social del PERÚ REAL o PERÚ PROFUNDO (no olvidemos que precisamente fue Juan Velasco Alvarado y su Golpe militar institucional de izquierda el único en la historia republicana que se erige para cortar con esos nudos gordianos también en las provincias donde se anidaban injusticias sociales y políticas mil y sin cuento y reinaban los sanguinarios gamonales y los temibles señores de horca y cuchillo denominados hacendados, etc., la Reforma Agraria velasquista fue el gran pretexto para romper el espinazo del temible y terrible monstruo político y social que había incubado la primera república peruana con sus leyes, congreso de la república y partidos políticos, prensa, poder judicial, etc.), por eso con toda razón afirma JILS lo siguiente:
“Buscaban los terratenientes de provincias liberarse del control ejercido por la Corona para reimplantar a sus anchas las formas feudales de explotación de la tierra y de régimen laboral. Su anhelo de independencia está, pues, más ligado al robustecimiento de las relaciones feudales de producción que a la introducción de relaciones capitalistas. No es raro en consecuencia que se constituyan luego en el más fuerte apoyo del sector conservador de los ideólogos. La ideología conservadora, que terminará triunfando después de la independencia, da forma a los intereses de hacendados y terratenientes en franca oposición a los ‘ideales’ aireados en los días del rompimiento. El peso de este sector social en la organización de la sociedad después de 1821 será tal que terminará frustrando todo intento de reforma e impidiendo el desarrollo de las fuerzas productivas en el Perú” (pag. 96, Id.)
Reveladora cita pues,
que indica que el sentido de unidad y de cohesión de vocación patriota o lo que
se llama NACIÓN en teoría, tampoco anidaba en las provincias, todo lo
contrario ahí estaban parapetados los lobos hambrientos que querían
enriquecerse y explotar y dominar y someter a la ‘indiada’ y a la ‘peonada’
ignara e indefensa absolutamente so
pretexto y con ‘su’ República.
No solamente se verificó esa posición reaccionaria en las mismas élites criollas provincianas, siendo que muchas veces hasta financiaron a la Corona y/o a los virreyes para sofocar los levantamientos y rebeliones emancipadoras provincianas, sino que también, tal división se verifica dentro de las misma gran élite criolla limeña o costeña, y debido por cierto a intereses de poder inmediato y económico, eso se verifica en la siguiente cita de JILS cuando afirma que:
“El sector social interesado en la independencia es, sin duda, el grupo de criollos urbanos que no gozaba de privilegios comerciales ni había accedido a los puestos de control de la burocracia colonial. Comerciantes de menor importancia, artesanos prósperos, funcionarios de segundo nivel, profesionales liberales e intelectuales en general ven en el régimen de libertades primero, en la autonomía después y en el separatismo finalmente las condiciones para la realización de sus intereses. Es este grupo el que, al elaborar la ideología ‘emancipadora’, da forma y coherencia al proceso independentista y justifica su realización.” (pag. 96-97, Id.)
Vale decir: que no hubo ni se verificó ninguna teoría liberal que se haya encarnado a nivel de ‘conciencia’ o ‘cosmovisión del mundo’ de tipo o proyección republicana, sino que eran simplemente intereses de sub-élites conservadoras que buscaban obtener mayor poder, status y privilegios en una sociedad dura y discriminadora y racista para el ascenso social y económico-político. Y estas fricciones y divisiones y enfrentamientos intra-élites criollas urbanas se puede notar con suma claridad, por eso dice JILS lo siguiente:
“La más alta élite criolla urbana, aliada a la burocracia colonial, se enfrenta al resto de los criollos. Muestra evidente de este enfrentamiento es la pugna ideológica que comienza en el Mercurio Peruano, se extiende a la universidad, resucita en los días de las Cortes de Cádiz y llega hasta los primeros días de la República. Los afanes autonomistas de algunos criollos urbanos se ensamblan, a pesar de la diferencia de intereses, con las tendencias señorialistas de los hacendados de provincias. (…) Unos y otros saben muy bien (por las rebeliones indígenas y por los ‘desórdenes’ de la Revolución Francesa) que, en cualquier caso, no conviene que la iniciativa del movimiento autonomista quede en manos de la comunidad indígena o de las capas populares urbanas.” (pag. 97, Id.)
Con ello queda demostrado pues, que no hubo ‘liberales’ ni ideología liberal que aglutine y que guíe a los ‘emancipadores’ sino vulgares intereses de dominio de poder interno de élite con intención solapadamente reaccionaria que no liberal ni por el forro. Y en todo caso, fueron los líderes del PERU REAL o PERU PROFUNDO y que movilizaron a las comunidades indígenas y a las capas populares urbanas provincianas, los que iniciaron la verdadera emancipación pero que fue sofocada, falseada, y reconducida reaccionariamente en y para los propios intereses de grupo o de élite, tanto por las élites criollas provincianas como por las sub-élites criollas urbanas disminuidas de poder en Lima.
La Independencia del Perú llevaba escondida en lo más profundo de su alma y de su corazón profundas divisiones, enfrentamientos y posiciones antagónicas que luego saldrán a flote explosionando en las conocidas guerras civiles internas dizque republicanas.
Súmese a ello, los voraces intereses del Imperio Británico que a la sazón era el dueño y el gran hegemón del mundo de la época y que veía con buenos ojos y para sus propios intereses, las divisiones internas nacionales y sobre todo el interés de las sub-élites criollas limeñas de querer separarse definitivamente del dominio colonial español, por eso bien dice JILS lo siguiente:
“No es casual que Inglaterra despliegue una amplia campaña de apoyo moral, ideológico, económico y militar a ‘precursores’ y ‘libertadores’. Los gestores de la independencia, mayoritariamente provenientes del grupo criollo no beneficiario del régimen colonial, están objetiva y subjetivamente dispuestos a convertirse en socios del capitalismo inglés en expansión. La consecución de la independencia es la condición para este tipo de actuación que, a la larga significará el encadenamiento del desarrollo económico del Perú ‘independiente’ a los intereses del capitalismo internacional.” (pag. 97-98, Id.)
Y aquí tenemos el inicio de la continuación del colonialismo mental y espiritual español en las élites y en la sociedad republicana y el inicio también del dominio del capitalismo británico en lo económico y financiero en Perú hasta el gobierno de Augusto B. Leguía (quien abandonó a su partido Civilista), y sobre todo, la mala práctica de los políticos peruanos del siglo XIX de acudir al ‘oro’ extranjero para poder financiar sus ‘campañas restauradoras’ en la política interna como se verifica en toda la historia republicana (por ejemplo: los “independentistas” Agustín Gamarra y Ramón Castilla recibieron oro chileno para destruir al Gral Andrés de Santa Cruz y su proyecto de la Confederación Perú-boliviana que preocupaba demasiado a Chile).
Expresión de las divisiones intra-élites criollas urbanas limeñas, se pueden verificar y muchas con gran nitidez al momento en que llega el libertador don José de San Martín a Perú luego de liberar a Chile de los españoles (los chilenos nunca estuvieron contentos con la obra del libertador argentino y así lo declaró el mismo General San Martín), y como una muestra que en Perú no teníamos ninguna organización ‘Liberal’ ni mucho menos una CLASE BURGUESA LIBERAL PATRIOTA pues el libertador argentino en Perú tuvo que desplegar una estratégica campaña de propaganda emancipadora como recurso último ante la indiferencia y el hielo social con su llegada, vale decir que el general libertador sureño al llegar a Perú para poder animar y convencer a los criollos limeños descontentos y sin poder a que se pasen a las filas libertadoras acantonadas ya y dispuestas a combatir contra las poderosas fuerzas militares realistas, pues tuvo que repartir volantes y buscar animarlos y entusiasmarlos con su presencia y con argumentos libertarios republicanos, lo que es indicativo que aquí en Lima y en Perú no se tenía la menor idea de lo que es República y no tenían la menor intención de librarse del yugo español.
Y otro hecho histórico que es importante precisar, reseñar y relievar aquí: A la hora de las grandes decisiones y acciones heroicas e históricas donde de la teoría se pasa a la acción, y, donde el ímpetu y el brío y la doctrina liberal tenía que tomar las armas y dar el pecho y la cara por la libertad del Perú, pues muchos no lo hicieron, muchos supuestos ‘liberales’ e intelectuales no lo hicieron, mas quienes sí se pasan al bando libertador para apoyar decididamente al célebre General San Martín fueron los jóvenes militares que estaban al servicio del poderoso ejército realista, vale decir, el dominio español recibió un durísimo golpe donde menos lo esperaba: Su poderoso e invencible ejército continental.
Fue la juventud peruana no ideologizada, no intelectual, no teórica la que decididamente salió al frente a dar su vida por el Perú al lado del general argentino y ahí están las pruebas y los hechos heroicos e históricos irrefutables. Mientras muchos ‘liberales’, pensadores e intelectuales y clérigos progresistas se escondieron debajo de su cama cuando vieron desfilar los rifles, sables, bayonetas y cañones libertadores, fue pues, la juventud peruana y patriota y afincada en el poderosísimo ejército español el que se retiró y abandonó a los realistas, inclusive regimientos enteros como el ‘Numancia’ los que dijeron ‘AQUÍ ESTAMOS POR EL PERÚ INDEPENDIENTE’ … eso es irrefragable y constatable, por eso dice JILS lo que sigue:
“Las correrías de Cochrane y la acción de los comisionados de San Martín preparan los ánimos para la llegada de la expedición chileno-argentina. Cartas y proclamas se encargan de minar la fidelidad de los criollos peruanos, sembrar el descontento e invitar a la deserción entre los ejércitos del rey. Pezuela sabe que no puede confiar plenamente en un ejército minado por la deserción, falto de ideales y sembrado de conflictos entre los jefes liberales y los conservadores.” (pag. 101, Id.)
El Virrey Pezuela inteligentemente procede a las negociaciones con el exitoso Libertador el general argentino, ya instalado en el norte de Lima y que no le daba batalla, minándolo así sicológicamente, mientras las tropas libertadoras se dirigían a la sierra para rodear Lima y frenar a los regimientos españoles que buscaban salvar al virrey. El Gral. San Martín personalmente se dirige al pueblo peruano instándolo a que se pliegue a la corriente libertadora, antes que el sable la palabra emancipadora del ‘Santo de la Espada’ argentino fue mucho más letal en contra de los intereses colonialistas o realistas que se encontraban seriamente confundidos hasta esa parte del camino (y más confundida estaba Lima morena y mestiza y cobriza que no tenía la menor idea de qué estaba sucediendo y para qué los invitaban a ser ‘libres’ menos idea tenían de aquello que denominaban ‘República’), y el historiador JILS bien lo grafica cuando dice:
“Pezuela está bloqueado. Las deserciones en el campo realista siguen en aumento. La Serna depone a Pezuela y se hace proclamar virrey en Aznapuquio. (…) El flamante virrey se queda en la sierra en espera de refuerzos de la metrópoli. San Martín entra en Lima y proclama la independencia el 28 de julio de 1821. Bajo el mando del general argentino, se crea el protectorado como gobierno provisorio hasta que quede totalmente derrotado el ejército realista y puedan reunirse los peruanos para decidir por sí mismos la forma de gobierno. García del Río, Monteagudo y Unanue ocupan las carteras ministeriales.” (pag. 101-102, Id.)
El Gran General Don José de San Martin fue un político y militar muy sesudo, prudente y lúcido (cualidad poco frecuente entre los militares por cierto) con una ambición totalmente opuesta a la napoleónica, él pudo percibir con suma nitidez que Perú no estaba listo ni material ni espiritual ni militar ni conscientemente para ser REPÚBLICA, por eso es que deja huir al torpe militar chapetón La Serna el ‘nuevo virrey’ de la hora nona y que interrumpió las astutas e inteligentemente negociaciones donde planteaba el gaucho que los españoles se pasen al nuevo régimen donde se les perdonaría sus faltas y delitos y abusos para enrumbar un nuevo sistema, también hubo otra propuesta de traer un príncipe europeo para que Perú pase por una fase de monarquía constitucional para luego ser República pero los ambiciosos y arribistas y oportunistas de todas las horas cuando ya vieron la mesa servida boicotearon dicho planteamiento para dar rienda suelta a su angurria, ambición y sed de riquezas fáciles como se conoce bien hoy.
El libertador sureño
nunca se equivocó: El Perú no era una nación, no teníamos líderes republicanos
convictos y orgánicos y organizados, no teníamos ejército, no teníamos
intelectuales ni filósofos patriotas y republicanos, no teníamos pueblo sino
multitud ignorante, dogmática y pobre, no teníamos economía sólida y
capitalista y menos aún teníamos
territorios definidos y bien delineados, o sea el PERÚ a la Jura de la Independencia NO PODÍA SER NACIÓN NI ESTADO
NI MENOS REPÚBLICA, NO TENÍA LAS MÍNIMAS CONDICIONES PARA ELLO eso
explica la absoluta anarquía sangrienta, infantil y de baja estofa hasta la
mitad del siglo XIX …
San Martín sabiamente y con honor
y honradez histórica, política y militar decide erigir PROTECTORADO y no República
como correspondía a nuestra triste realidad política, cultural, miliar y
económica, y ya sabemos bien todo el bienestar que trajo con sus medidas y
decisiones políticas acertadas y muchas de esas bases institucionales creadas
por el protector argentino con sus ministros peruanos luego fueron holladas,
ninguneadas y olvidadas por la ambición de Simón Bolívar y los validos, sobones
y arribistas que lo secundaron como bien reza la historia objetiva.
Es en esas circunstancias
históricas, que se hace presente la imágen y la acción de Simón Bolívar quien
coadyuvará a que rápidamente se manifiesten las antiguas diferencias,
incoherencias y oposiciones entre las élites criollas de provincias versus las
costeñas y entre las costeñas entre sí, tal como se ha detallado aquí: San Martín regresó
de su entrevista norteña en Guayaquil con Simón Bolívar dispuesto
a dejarle el terreno libre a un ambicioso y ególatra ‘Libertador’ venezolano
que no quería mayores sombras en su ‘destino
manifiesto’, y, por la puerta grande se fue el General don José de San Martín convocando
a Congreso de la República y
entregando el poder a dicho Congreso primevo y retirándose para nunca más
volver, aunque siempre estuvo atento a los destinos de nuestra patria a la que
amaba, conforme siempre lo ha demostrado en innumerables históricas misivas.
Simón
Bolívar quería
el poder absoluto y personal para sí y nada más que para sí y ante sí, San Martín quería
la autodeterminación soberana de Perú con fases graduales de escalamiento
progresivo en cultura y consolidación institucional republicana; Simón Bolívar quería
las victorias, glorias y palmas para él solo, San
Martín buscaba el esfuerzo colectivo de los sudamericanos
para librarnos total y absolutamente del dominio español; Simón Bolívar buscaba
dominar y manipular a los militares peruanos para hacer su voluntad y capricho
personal en lo político, San Martín siempre
fue respetuoso de los militares peruanos y no manipuló a nadie arteramente para
hacer servicio personal del Congreso o de cualquier institución; Simón Bolívar maldijo
a los congresistas y políticos peruanos (específicamente a los arequipeños) que
buscaban la soberanía y autodeterminación nacional, San Martín nunca
insultó ni ofendió a ningún peruano, al contrario fue un caballero y un hombre
de honor; Simón Bolívar buscó
expresamente dividir al Perú en venganza porque no se hacía su voluntad y su
capricho personal (creo Bolivia y
separó y dividió y disminuyó al Perú hasta la fecha), San Martin buscó
siempre la unidad y la soberanía nacionales sin dividirnos en modo alguno.
Simón Bolívar astutamente y para sacarlo del juego y alejarlo de los laureles de gloria le corta la ayuda militar que requería San Martín para culminar la gesta libertadora y por lo tanto, obliga al Libertador sureño que adelante su salida de nuestro suelo patrio que efectiviza luego de la entrevista en Guayaquil, y JILS nos lo recuerda cuando dice que:
“Ya en Lima, aprovecha la protesta de los criollos contra Monteagudo –quien le supliera en el mando durante su permanencia en Guayaquil- para convocar al congreso y dejar el mando en manos de peruanos (setiembre de 1822). El congreso elige como presidente al jefe de los liberales, Luna Pizarro, y como secretarios a Sánchez Carrión y Francisco Javier Mariátegui. Queda también elegida una junta gubernativa (La Mar, Salazar y Baquíjano y Alvarado) y se aprueba el documento titulado ‘Bases de la constitución política’ (diciembre de 1822)” (pag. 102, Id.)
La sola convocatoria a Congreso de la República (el 20 de setiembre de 1822 se instala el Congreso en el local de la Universidad San Marcos, siendo su primer presidente el maestro Toribio Rodríguez de Mendoza contando con 71 congresistas) y la torpe emulación de figuras jurídicas-políticas constitucionales europeas, -(las mismas que eran respaldadas por la poderosa economía industrial capitalista del viejo mundo)-, fue un grande y grave error que hasta la fecha aún no se corrige.
Luna Pizarro se preocupa en
acumular poder con su grupo y luego le haría tenaz resistencia a Bolivar provocándose el odio mutuo
entre ellos, La Mar era un militar
pusilánime, opaco y dubitativo (llegó a ser Presidente de la República y
depuesto también) y nada trascendente podía hacer en la primera junta
gubernativa autónoma de Perú como la historia bien lo ha constatado.
No solamente eso, no estábamos en modo alguno preparados para gobernarnos por nosotros mismos bajo los cartabones europeos. Asimismo, no teníamos una clase política dirigente y formada en esa escuela de la política republicana en modo alguno. Teníamos al ejército realista en la sierra y soplándole la nuca a Lima, bajo el peligro inminente de ocupación militar en cualquier momento, lo que aconsejaba la unidad militar y política para poder librarnos en primer término de la presencia militar española, para recién entrar a las disquisiciones de poder jurídico-constitucional.
Se puede decir que el infantilismo y falta de teóricos e intelectuales republicanos, la ostensible ausencia de conciencia nacional, los menudos intereses, el racismo, la discriminación social y étnica y la ausencia de un capitalismo sólido y las divisiones internas nos llevaron a cometer el primer gran pecado de lesa república al aventurarnos en una constitución ‘Liberal’ absolutamente alejada de la realidad, y de las necesidades del Perú en tránsito a ser libre e independiente. Teníamos ‘Revolucionarios Liberales’ de papel y tinta que hicieron el ridículo y la huachafería a nivel jurídico-constitucional al crear un Poder Ejecutivo con personajes totalmente manipulados y manipulables por Luna Pizarro y por ‘SU’ Congreso (¿qué liberal podía ser el clérigo arequipeño, dogmático y caprichoso LUNA PIZARRO?) y por si fuera poco, ese Poder Ejecutivo sometido ‘legalmente’ al Poder Legislativo del mismo Luna Pizarro. Esta primera constitución política de 24 artículos y que duró muy poco, -(porque con la llegada de Bolívar dicha constitución fue extinguida de plano)-, era torpemente ‘liberal’, y como bien observa el historiador JILS sobre dicha constitución:
“Diríamos
que los intereses de la burguesía industrial quedaban bien resguardados. El
único problema es que esa burguesía era prácticamente inexistente. Las ‘Bases
de la Constitución Política’ de 1822 reflejan, pues, un doctrinarismo liberal
que poco o nada tenía que ver con la realidad peruana pero que abre las puertas
del Perú a la penetración de las burguesías extranjeras.” (pag. 103, Id.)
Y, precisamente la penetración de las voraces burguesías extranjeras es la desgracia de nuestra expoliada patria desde siempre, sea con el colonialismo español o con el colonialismo económico inglés o norteamericano, las estructuras jurídico-constitucionales ‘liberales’ son la maldición que han permitido que Perú sea puerta abierta a la voracidad de cualquier potencia extranjera, y ahora avasalladoras transnacionales que llegan atraídos por la mencionada apertura ‘liberal’, explotan y se enriquecen monumentalmente y pagan ínfimamente al Estado ‘cuatro peniques’, destruyen el ecosistema y/o biodiversidad y no pagan ni indemnizan por ello y luego se van con las bolsas pletóricas de dólares, vieja historia conocida que permite el discurso y actitud del torpe y malevo ‘liberalismo’ cholo de siempre y por cierto con el aplauso, anuencia y euforia de los ‘liberales’ proclives al ‘libre mercado’ y a las ‘inversiones extranjeras’.
Conocida es la historia sobre la decisiva Batalla de Ayacucho donde se sella la libertad de Perú en cuanto al dominio español, para luego ingresar al colonialismo de otro cuño y peso, aunque es bueno precisar que Antonio José de Sucre el incondicional de Simón Bolívar, fue mezquino con el general peruano Agustín Gamarra quien tuvo una labor destacada y fundamental para el éxito total de la mencionada Batalla de Ayacucho, pero ya volveremos en otro envío con ese pasaje clave de nuestra historia republicana.
Finalmente, ya conseguida la Independencia del yugo español, nuestro país quedó de cara a su futuro con dirigentes que no estaban aptos para hacer un buen diagnóstico de la realidad nacional, que no tenían ninguna experiencia de gobierno y sobre todo con la firme intención de mantener sus privilegios y prerrogativas y en el mejor de los casos acrecentarlos lo más posible, y ello generó toda una anarquía en las primeras décadas, donde los militares no tuvieron otra opción que a punta de bayonetazos, espada y balazos destrozar el etéreo o irreal ‘castillo de papel-liberal’ para poder poner los pies sobre la tierra y ordenar la república. Y esta circunstancia fue muy bien graficada por JILS cuando escribió lo siguiente:
“En gran medida intactas quedaban las instituciones, las bases económicas y la organización social. La restauración de la normalidad comenzó a hacerse sobre estas bases. La vida republicana se asienta, pues, sobre las mismas estructuras, jerarquías, privilegios y valores de la sociedad colonial. La república se constituye de acuerdo al esquema tradicional: aristocracia de la tierra feudalizante y autonomista, burguesía comercial reducida pero nutrida de privilegios, sector intelectual escasamente conocedor de nuestra realidad, militares ávidos de poder y con las miras puestas en las tierras abandonadas por los españoles, y una enorme masa de indios, mestizos, negros y mulatos sin status ciudadano. Se llegaba así a la república con fuerzas poco capaces de proponer un proyecto político coherente, demasiados débiles para resistir las imposiciones del nuevo centro de poder o demasiado interesadas en convertirse en socio de la nueva imposición..” (pag. 104-105, Id.)
Vale decir, hubo
emancipación donde no había condiciones para ello, donde no había conciencia
nacional, solamente conciencia de privilegios y prerrogativas para élites
criollas provincianas y costeñas; hubo independencia donde no había ni
conciencia ni racionalidad ni fuerzas políticas y dirigentes dispuestas a
asumir lo que significaba; hubo libertad teórica para pequeños grupos y élites
criollas provincianas y costeñas, mientras el resto de peruanos seguía en igual
o peor esclavitud bajo condiciones terribles y espantosas; y hubo huachafo y
ridículo y mediocre ‘liberalismo’ en un economía semi-feudal, sin articulación
de mercados criollos y provincianos, sin respetable mercado y sin economía
digna y acorde con lo que significa el verdadero ‘liberalismo europeo’. Por
lo tanto, buena era la Independencia y la emancipación que la corriente
sudamericana nos obligaba como río caudaloso de historia viva y vital, pero
malas eran las condiciones económicas e ideológicas en que caímos por falta de
una clase dirigente capaz y realista, en suma, todavía no éramos conscientes de
la peruanidad ni de la república ni mucho menos de la democracia, eso vendría
en las décadas posteriores previos ríos de sangre, larguísima corrupción y
fuerte explotación de nuestras riquezas por extraños que se aprovecharon de
nuestras debilidades, extravíos, divisiones y falencias.
El presente envío
demuestra que nuestra primera
República nace SIN CIUDADANOS, nace sin suprimir jerarquías, privilegios, estructuras
y valores coloniales qué es la labor primera y esencial y cardinal de
toda República, la primera República
peruana nace SIN CIUDADANOS, SIN NACIÓN, SIN PUEBLO, SIN TERRITORIOS DEFINIDOS
Y SIN GOBIERNO REPUBLICANO SINO ARISTÓCRATA en suma nunca hubo REPÚBLICA NI
ESTADO REPUBLICANO NI NACIÓN NI CIUDADANOS NI TERRITORIO … esto
justifica que antes que discutir sobre marxismo o antimperialismo o
mariateguismo o lo que fuere ideológicamente, primero tenemos que sentar las
bases de una II REPÚBLICA que se
justifica ahora más que nunca y esa es la labor y el cometido de Foro Republicano, por eso decimos que
ciudadanos son muchos pero Repúblicos son pocos …
Lima, 09 de agosto del 2010
JAIME DEL CASTILLO JARAMILLO
(Corregida y aumentada por el autor el 10/09/2013)
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 20 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES - Universidad Ciencias Empresariales y
Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis: “Crisis terminal de
los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático universitario de ‘Historia del
Pensamiento Político”, “Filosofía Política”, “Metodología de la investigación
en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”; “Análisis Político”, “Ciencia
Política”, etc.; blogger, comunicador social, articulista y conferencista.
Fundador, ideólogo y Presidente de” Foro Republicano”
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