lunes, 22 de agosto de 2016

Inseguridad ciudadana es DDHH como engreimiento pro delincuente. Michel Foucault expresó que los DDHH son una ideología reciente, que pronto pasará de moda, mientras tanto el delincuente se aprovecha de la democracia ‘boba’ con DDHH y la tontería de la ‘rehabilitación’


Inseguridad ciudadana es DDHH como engreimiento pro delincuente. Michel Foucault expresó que los DDHH son una ideología reciente, que pronto pasará de moda, mientras tanto el delincuente se aprovecha de la democracia ‘boba’ con DDHH y la tontería de la ‘rehabilitación’. Mi artículo en el portal madrileño @Neupic para el mundo


Inseguridad ciudadana es DDHH como engreimiento pro delincuente

Foucault expresó que los DDHH son una ideología reciente, que pronto pasará de moda, mientras tanto el delincuente se aprovecha de la democracia ‘boba’ con DDHH y la tontería de la ‘rehabilitación’





El delincuente es un antisocial o como bien lo reza el dicho popular es ‘gente de mal vivir’, vale decir, que al delincuente le interesa un comino o un pepino, los valores teóricos y la vida de sus víctimas o de los operadores jurídicos encargados de enviarlo a prisión; en suma, al delincuente le interesa muy poco los Derechos Humanos y demás teorías jurídicas, salvo las que le favorezca.



Es más, el delincuente utiliza y usa muy bien y a la perfección los ‘Derechos Humanos’ a su favor, para protegerse, blindarse y sacarle provecho al máximo y así burlarse, de los operadores legales o jurídicos de cualquier Estado. En verdad de verdades, el delincuente es el engreído de los benditos DDHH o del ‘Estado de Derecho’ con su tonta dogmática jurídica y su más tonta aún, teoría de la ‘rehabilitación del delincuente’ en los penales.



El delincuente perverso, cobarde, asesino y manipulador, sabe que la democracia ‘boba’ lo protege y lo engríe con los benditos ‘Derechos Humanos’, el delincuente sabe que se preocupan por él, que le dan de comer puntualmente en prisión, así como también, le brindan techo y le facilitan hasta sexo seguro y bajo protección, sabe que le dan medicinas y no lo dejaran morir y no lo dejan sufrir en los penales, todo en aras de los ‘DDHH’ y bajo la supina bobería de la teoría de la ‘rehabilitación’ del delincuente.





El delincuente sabe bien, que los románticos y tontos operadores legales y estatales que lo tratan, juran y rejuran que se apegan al ‘Estado de Derecho’ y  además sabe, que son testarudos en afirmar, que las prisiones sirven para ‘rehabilitar’ al delincuente, cuando la realidad indica, --y hace décadas de décadas--, que es todo lo contrario, absolutamente todo lo contrario; pero la brutalidad teórica y jurídica es tan cerril y tan dogmática y tontamente fundamentalista, que siguen afirmando que las prisiones sirven para ‘rehabilitar’ al delincuente, obviamente que el criminal se ríe a carcajadas y le saca provecho a la democracia ‘boba’ por no decirle estúpida y necia, en materia de política  criminal.




En las potencias más poderosas del mundo, como el Reino Unido y EE.UU., se condenan a los niños delincuentes a sentencias de 50 años para arriba, cuando son probados sus delitos graves, tenemos muchos ejemplos antiguos y muy recientes y a eso se llama civilización; sin embargo en Perú, la sandez llamada dogmática jurídica y DDHH, hace que el delincuente siga alentado y promovido en su actividad criminal y asesina, debido a esas desfasadas y brutales teorías jurídicas y penitenciarias de esta democracia ‘boba’ y por esa tozudez, --digna de risa a mandíbula batiente--, y de la que hacen gala y brillo, gran parte de los abogados, jueces y fiscales de hoy, los mismos que se creen ‘civilizados’ y excelentes ‘juristas’ dignos del ‘Estado de Derecho’; cuando en verdad de verdades, esos presupuestos teóricos y jurídicos penales y penitenciarios, son la broma más efectiva para hacer desternillar de risa al delincuente y hacerlo más convicto y fiel y leal a la empresa delincuencial o criminal o asesina de toda laya y lacra.



Pero, tampoco somos ingenuos, esas teorías y presupuestos y principios jurídicos y penales y penitenciarios muy de suyo del ‘Estado de Derecho’ y del famoso ‘Imperio de la legalidad’, no son sino simples pretextos para el juez, fiscal o policía venal o corrupto, a fin de avenirse con el delincuente, en sucios tratos, con suculentos pagos en efectivo al corrupto y mafioso y todos cubiertos y bendecidos por la sacrosanta teoría de los ‘Derechos Humanos’ y del ‘Estado de Derecho’. Probado y comprobado, miles de veces.



No solamente eso, en los EE.UU., es bien sabido que la pena de muerte se sigue aplicando sin solución de continuidad, --desde la llegada de los pioneers europeos, transportados por el histórico barco ‘Mayflower’ en 1620, --, hasta el día de hoy. Y precisamente, con esa extrema  medida inconmovible y fundamental en materia penal, los Estados Unidos han logrado constituirse en una de las más grandes potencias del mundo en el hoy por hoy; al delincuente y asesino peligroso, se le elimina sin ambages, para que deje caminar y avanzar al progreso y al desarrollo y para que el escarmiento sea efectivo y no una poesía de amor, como sucede en Perú.




Sabido es que en los penales, los delincuentes viven felices y contentos, tienen sometidos (obviamente, con dinero contante y sonante) a los carceleros con alcaide incluidos, tienen sometidos a los policías que ‘cuidan’ el penal y se ha probado quinquenio tras quinquenio, como los delincuentes tienen todas las facilidades y comodidades, que en la calle inclusive no gozan: equipos de sonido, internet, celulares, televisores de alta gama, refrigeradoras, ventiladores, congeladoras, etc., etc., y por si fuera poco, hasta piscinas lograron construir y ni que decir de las fiestas con las orquestas y conjuntos musicales de moda, que ingresan al penal para amenizar todo tipo de fiestas, donde las mujeres y tragos finos de toda índole, circulan a discreción y sin tasa ni medida, eso está probado documentalmente.



Prostitutas, homosexuales, celulares de última generación, drogas y bebidas alcohólicas de todo tipo, circulan a todo dar y con buen viento y buen auspicio y bendición, en los penales y hace quinquenios. ¿Rehabilitación? No me hagan reír por favor.



Acaso no sabemos que desde los mismos penales, se monitorean las extorsiones y mil delitos de toda laya, que agudizan la terrible inseguridad ciudadana día con día. ¿Derechos Humanos, rehabilitación, Estado de Derecho?. Nada de eso, amable y caro lector. Todo sigue su curso normalmente y a favor del delincuente, todo a su disposición sin tasa ni medida, el delincuente es el gran engreído del sistema; en buen romance, todos los peruanos y buenos contribuyentes, pagamos puntualmente nuestros impuestos, para que el delincuente goce de la vida loca y paradisíaca en los penales: bien alimentado, bien drogado, bien satisfecho sexualmente, bien enriquecido y además, manteniendo a toda su familia y a su banda criminal desde la misma prisión, obviamente, monitoreando todo tipo de delitos sin ningún impedimento aparente. Así estamos.  



Dejémonos de hipocresías, dejémonos de dobleces, dejémonos de fábulas y ficciones: la teoría jurídica penal liberal, ha fracasado absolutamente; la teoría de los derechos humanos, no sirve en materia penal para combatir el delito, sino todo lo contrario; los presupuestos y principios penitenciarios están desfasados y ya son de opereta bufa. En verdad de  verdades: tanto el delincuente como el operador judicial y fiscal  y policial corruptos, usan conjuntamente y en complicidad, dichas teorías jurídicas penales, penitenciarias y de DDHH, para enriquecerse bajo cuerda, en contra del Estado y la sociedad civil, potenciando cada vez más, la corrupción, la mafia y la inseguridad ciudadana. Lo dejo ahí.





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