Maquiavelo, Hobbes y Marsilio de
Padua: pensadores de la autoridad central y de la felicidad universal, fueron odiados
y difamados. La ‘Felicidad universal’ del ser humano es el ácido muriático
teórico-político contra los pensadores del liberalismo y capitalismo
La Reforma Religiosa y el Renacimiento del siglo XV en adelante,
traerán cambios trascendentales y profundos, de contenido y de forma para la
humanidad toda, no sólo fue una explosión revolucionaria religiosa, bulliciosa
y sangrienta, sino también, científica, antropológica, política y económica;
potente, sostenida e irreversible: El antropocentrismo
se impondrá combativamente y por la polémica penetrante, ardiente y crispada en
todo nivel y espacio, y vencerá, luego de devastadoras y feroces luchas y combates
en todo ámbito, campo y tribuna. Aparecerán las Naciones-Estado; aparecerán nuevas religiones y nuevos líderes
religiosos, ávidos de poder y de dominio de conciencias; emergerán los grandes
comerciantes, inversionistas y capitalistas, sedientos de riquezas venidas del
oriente y de otras latitudes allende el ignoto mar; la ciencia y la tecnología
iniciarán impetuosa carrera que ya nadie podrá parar. Y el pensamiento
elaborará Teoría Política que se adecuará a las nuevas necesidades de los
nuevos tiempos, agitados y hambrientos de satisfacciones terrenales, antes que
celestiales.
La institución de la Iglesia
Católica había monopolizado y controlado la conducción de las conciencias,
y de la ciencia y tecnología, contrarios a los intereses del Vaticano; había
ahorcado al pensamiento contrario a los intereses eclesiásticos
institucionales; había sometido a monarcas de todo tipo y nivel, para su propio
provecho institucional; había acumulado inmensas riquezas y patrimonio de todo
tipo, para su goce privado y ejercicio de su poder omnímodo; había sumado
ejércitos y aliados criminales, para su defensa, control y eliminación de
enemigos; y en su seno ‘sacrosanto’: anidaban asesinos, delincuentes,
estafadores y enfermos mentales de la peor especie, depravados monstruos, enemigos
de la humanidad; todo eso causó la náusea y el vómito universal, de las mejores
mentes, sentimientos y voluntades, para un mundo mejor: la Reforma Religiosa, a sangre, hierro y fuego, y por siglos y en todo
el orbe europeo.
Producto de todo ello, es que con mayor nitidez y brillo, se siente el
peso sólido del antropocentrismo ya
en el siglo XVII; con el sorprendente e imponente desarrollo de la matemática que había revelado los
secretos celestiales: mostrando la maquinaria exacta que estaba sobre nuestras
cabezas humanas, pedantes, ignorantes y fatuas. René Descartes imponía un nuevo credo universal, basado en la razón
humana, antes que en la fe y el dogma engaña-tontos. La geometría y la física
eran las nuevas herramientas para conocer mejor el mundo terrenal, --en forma
exacta y precisa y descubrir sus misterios, y aprovecharlo en provecho
humano--, ya no más: la biblia, ni las bendiciones papales u obispales o
cardenalicias para caminar acertado en este mundo terreno.
Revolución, revolución y más revolución: del pensamiento, de la ciencia
y de la economía; el mundo cambiaría para siempre en forma absoluta e
irreversible, el nuevo Dios ya no estaba en los cielos, ni lo conocerías a
través de la fe y el dogma; el nuevo Dios estaba en la tierra y es el HOMBRE y se perfeccionaría a través de
la razón: Renacimiento, antropocentrismo y reforma religiosa.
El comerciante, el inversionista y capitalista europeo de la época, no
tenía patria, ni Estado, ni nación, porque recién se formarían las Naciones-Estados, racionales y modernas,
por lo tanto: el capitalismo nace entonces,
apátrida y ateo y cruel, y ese es su signo y destino hasta la fecha. El
capitalista en general, --en estos tiempos de origen primevo, del tantas veces
mencionado capitalismo--, se vio
libre de la todopoderosa y celosa y temible Iglesia Católica, también se vio libre de monarcas y señores
feudales que fueron destruyéndose y eliminándose entre sí, configurándose
nuevas demarcaciones que los favorecerían. La ciencia y la tecnología estarían
al servicio del capitalista para poder incrementar su poder y riquezas, y el
pensamiento político amigo: les brindaría las justificaciones para que puedan
hacerse de los gobiernos, estados y regímenes políticos a su servicio y
dominio: el Liberalismo político.
Demás está agregar que: el Liberalismo
Político (John Locke y otros)
apelaría a la estafa de los ‘Derechos Naturales’
y de la ciudadanía (mencionarían
la ‘felicidad’ pero en forma
hipócrita y falaz y formal), para darle el marco jurídico-constitucional, o el
blindaje legal y político a los nuevos amos del mundo: los capitalistas.
El capitalista necesitaba
nuevos DERECHOS y nuevos FUEROS POLÍTICOS que lo empoderen, ante
cualquier competidor o poder externo a su dominio y esfera de acción, es decir,
el capitalista necesitaba SUS DERECHOS
y SUS FUEROS POLÍTICOS, y eso se lo
brindaría teóricamente la filosofía
política liberal para justificar su accionar abusivo. Por lo tanto: la ‘FELICIDAD’ del ser humano era
el enemigo mortal y frontal del liberalismo
político, ya que para el capitalista y para el capitalismo: solo contaba
con sus DERECHOS y sus FUEROS POLÍTICOS
para la defensa de su persona individualmente, y su patrimonio.
Y el rechazo brutal del liberalismo
contra la FELICIDAD HUMANA UNIVERSAL,
se entiende toda vez que: solamente podía ser feliz el CAPITALISTA individualmente, que explotaba al ignorante, al
obrero, al campesino y al ESCLAVO, y
la felicidad no podía ser extendida universalmente --o erga hommes--, ni al
obrero, ni al campesino, ni menos al ESCLAVO
que le allegaba riquezas abundantes y gratuitas al mencionado explotador
capitalista. Si el capitalista
brindaba felicidad al ESCLAVO o al
obrero o campesino, pues simplemente el capitalista desaparecía y/o caía en
desgracia, así de simple y de sencillo; por lo tanto la guerra estaba declarada
y abierta, y el engaño, la estafa y la demagogia política será la herramienta
principal y cardinal para defender los intereses del capitalismo, tantas veces mencionado.
Ahora, con lo arriba explicado, es más fácil entender la hipocresía,
estafa, demagogia y bulo de los ‘DERECHOS
NATURALES’ inalienables e imprescriptibles del hombre y del ciudadano
que desarrolla Locke y otros
pensadores liberales (pro-capitalistas) y que se recoge en muchas cartas magnas y constituciones políticas republicanas subsiguientes al siglo XVII,
repetimos: hipocresía, estafa, demagogia y bulo, porque si bien, se defendían
teóricamente los ‘DERECHOS NATURALES’
inalienables e imprescriptibles del hombre y del ciudadano, sin embargo,
se mantenía y se mantuvo, oficialmente por dichos estados republicanos: el
odioso, inhumano, brutal e insoportable ESCLAVISMO;
no sólo en las colonias inglesas, sino en muchas Repúblicas que asumieron constitucionalmente los ‘DERECHOS NATURALES’ inalienables e
imprescriptibles del hombre y del ciudadano. En el Perú fue así desde
la fundación de la primera República en 1821, por eso, es que denominamos: REPÚBLICA PLUTOCRÁTICA Y ESCLAVISTA
al liberalismo político de John Locke
y los liberales de esa época, porque en términos reales y concretos, el
capitalismo hablaba de libertades y derechos, sin embargo, mantenía la
esclavitud y con la esclavitud se enriquecía inhumanamente.
Ahora podemos entender claramente, porque Marsilio de Padua, Nicolás Maquiavelo y Thomas Hobbes fueron perseguidos, odiados y difamados en su
respectiva centuria, (Iglesia
Católica incluida), y los capitalistas
tras bastidores. Es que Marsilio,
Maquiavelo y Hobbes pregonaban
en sus teoría políticas la secular y civil autoridad
central fuerte (San Agustín del
mismo modo) y precisamente: el capitalista odiaba toda autoridad central fuerte
que lo pudiese controlar y regular y fiscalizar, por eso es que el capitalista
astutamente da creación y poder al PARLAMENTO
para tener otra fuerza política legal y constitucional suya, que se oponga al
poder ejecutivo o poder central fuerte. Además de eso: Marsilio, Maquiavelo y Hobbes
se preocupan y filosofan sobre la FELICIDAD
UNIVERSAL en términos esenciales (los liberales mencionan la felicidad:
pero de soslayo y formalmente, y para el plano jurídico) y eso no le convenía
ni le conviene al capitalista que solamente piensa en su felicidad INDIVIDUAL y no colectiva.
Hobbes, un hombre de pensamiento moderno y racional, sentó
cátedra de filosofía política: al indicar sabiamente, que el hombre busca
continuamente su prosperidad o felicidad terrenal y eso le daba placer, al que
nunca va a renunciar, por lo tanto, los gobiernos civiles tienen que atender a
esa firme y eterna propensión humana de todos los tiempos: La FELICIDAD. Aquí tenemos al espíritu
vivo de Aristóteles nuevamente, en
sana doctrina política.
La FELICIDAD como tema vital
y clave de la filosofía política moderna,
como tema de contenido cardinal y central, fijado por Hobbes, con sabiduría, con orden original y con racionalidad
brillante: esto es lo que causará la preocupación y el odio del pensamiento
liberal (y del capitalismo) y Locke atacará
frontalmente a su paisano Hobbes tal
como está debidamente documentado. El ‘Leviatán’
será y es, la obra más brillante, profunda y esencial del pensamiento político
de todos los tiempos.
Trescientos años antes que el inglés Hobbes, el heterodoxo Marsilio
de Padua ya se había enfrentado contra la Iglesia Católica todopoderosa y temible, ya había filosofado con
sabiduría, y capacidad visionaria excepcional, al recomendar: la autoridad civil fuerte, que imponga
sanciones, toda vez que la felicidad humana debe ser la preocupación de los
gobiernos.
Marsilio de Padua cayó en desgracia y fue perseguido por la
Iglesia Católica y su obra ‘Defensor Pacis’ proscrita y
maldita; en su momento Hobbes fue
difamado y atacado acerbamente por sus enemigos como ateo, y en su evo: Nicolás Maquiavelo también sufriría
persecución y destierro.
Maquiavelo fue difamado por siglos, pero lo que no se
dice, es que el padre de la ciencia
política fue un ferviente republicano, y que pugnaba por la felicidad y el
bienestar común. Las recomendaciones maquiavelianas de su tiempo, se referían a
la situación de crisis y de anarquía de la Italia que él conoció y vivió: por
eso mismo, con la lucidez y la profundidad y penetración de su análisis, sentó
la tesis comprobable, de que los seres humanos somos a menudo DEMASIADO TONTOS para luchar y
pelear por nuestro propio interés, aunque sea nuestro deber. Hobbes sistematizará en su obra
inmortal, las sabias enseñanzas del célebre florentino.
Maquiavelo también aboga por la autoridad central
fuerte, que ayude a los hombres buenos y activos, a lograr alcanzar lo que
buscan para su felicidad; recomendaba la autoridad central fuerte para aplastar
a los revoltosos y anárquicos, como para frenar las ambiciones políticas de la
Iglesia Católica de su tiempo. Maquiavelo
también acompaña teóricamente a Marsilio
de Padua en el ataque contra la
Iglesia Católica por su ambición y desorden inducido.
El reconocido investigador de ciencias sociales de la universidad de
Liverpool Charles Vereker expone
sistemáticamente varios temas básicos de la
Teoría Política, y de donde extraemos éstas citas que abonan la tesis que
hemos elaborado ut supra:
“Nos dice Hobbes que ‘el éxito continuo en la obtención de
aquellas cosas que un hombre desea de tiempo en tiempo, es decir, su continua
prosperidad, es lo que los hombres llaman FELICIDAD. Me refiero a la felicidad
en esta vida; en efecto, no hay cosa que dé perpetua tranquilidad a la mente
mientras vivamos aquí abajo, porque la vida raras veces es otra cosa que
movimiento, y no puede darse sin deseo y sin temor, como no puede existir sin
sensaciones.’ Estas palabras no son una descripción del proceso de la vida;
si usamos el término ‘felicidad’ para designar el segundo de los temas
principales de las diversas teorías políticas que se desarrollaron después del
Renacimiento, lo hacemos para destacar el hecho de que los sentimientos a que
aludía Hobbes habían llegado a adquirir entonces un contenido político. Su
afirmación de que el esquema del orden y las obligaciones civiles debe
corresponderse con los atributos psicológicos de los seres humanos en su
incansable búsqueda de la felicidad, ha tenido influencia creciente, y cada vez
más difundida, en (pag. 172) el mundo moderno. (…) Pero muchas de las
características de las teorías agrupadas bajo el rótulo de la felicidad hobbsiana
pueden hallarse en pensadores y en tradiciones anteriores. Y su nueva
ordenación constituyó su originalidad, e hizo del famoso tratado de Hobbes, el Leviatán, una de las obras maestras del
pensamiento político.” (pag. 173)
(…)
“Además, un teórico medieval
heterodoxo, Marsilio de Padua, destacó precisamente, tres siglos antes que
Hobbes, el argumento voluntarista de que la justicia deriva de la voluntad del
legislador, y que esta autoridad política es unitaria, civil y suprema en este
mundo, sin suponer que sus ciudadanos sean otra cosa que buenos cristianos, y
manteniendo también la creencia aristotélica de moda, según la cual la sociedad
política era natural, no artificial.”
(…)
“En este mundo, según observó,
las sanciones efectivas son las que impone el poder civil. La ley divina, en la
cual aún creía, tenía jurisdicción tan amplia como podía dársela la esperanza
en sus eventuales efectos futuros. Mientras tanto, sus pretensiones eran
ideales y visionarias, y en la realidad sólo podían limitarse a fortificar el
poder civil mediante el control de la conciencia de los ciudadanos, más allá
del alcance de este último. En cuanto a la ley natural, en su ropaje tomista,
Marsilio no tenía ubicación para ella. Mantenía la tendencia general del
énfasis agustiniano en la preservación de la paz, pero fustigaba al papado del
siglo XIV como principal perturbador del orden civil. No cabe sorprenderse de
que su Defensor Pacis, concluido en
1324, fuese condenado por la Iglesia.” (pag. 175)
(…)
“Las ventajas que las doctrinas
de la ley natural tenían para aquellos que permanecían dentro de la tradición
moral del cristianismo no se ajustaban enteramente a las necesidades de los
nuevos estados o de los nuevos humanistas. Quedaban sin resolver, teóricamente,
cómo se comportarían los hedonistas divorciados del marco ético de una sociedad
natural aristotélica. Si el resultado había de ser la armonía social o una
confusión imposible, siguió siendo el tema principal de especulación durante
tres siglos de meditaciones relativas a la felicidad.” (pag. 177)
“Marsilio fue condenado por
herético, Hobbes no escapó al calificativo de ‘padre de los ateos’, y
Maquiavelo, su más conocido expositor en el Renacimiento y el más penetrante
escritor de la escuela, en muchos aspectos vio convertido su nombre en sinónimo
de cínico y profana iniquidad”
(…)
“Maquiavelo, que fue un eminente
ciudadano de Florencia a fines del siglo XV y principios del XVI, calculó mal
sus posibilidades de éxito en aquella época turbulenta y pasó los últimos
quince años de su vida alejado del poder y desterrado. (pag. 178) (…) Muy a
menudo se olvida que, en un principio, Maquiavelo prefería una república a un
gobierno despótico, y contemplaba retrospectivamente, con melancolía, la
supuesta excelencia de la República Romana. Pero creía que su época andaba
desbarajustada, que eran muy pocos los ciudadanos que deseaban cooperar
genuinamente por el bien común, y que las perturbadas ciudades italianas de su
tiempo necesitaban gobernantes fuertes, despiadados e independientes. Esto para
él no era la perfección, pero dadas las circunstancias, resultaba mal menor.
Del mismo modo, Maquiavelo hace una apreciación moral de la conducta de los
hombres. Éstos son a menudo demasiado tontos para trabajar exitosamente por su
propio interés, aunque ello fuera lo que debiesen hacer. Para Hobbes, siglo y
medio después, estas mismas apreciaciones morales relativas se hicieron
absolutas, normales y moralmente neutras. Tal era, para él, la situación humana
permanente, de la cual sólo proporcionaba una descripción, y no un rasgo de los
tiempos.”
“Maquiavelo consideraba al
hombre como un ser anhelante que trata de satisfacer, a menudo sin éxito, sus
apetitos en este mundo. Para lograrlo, necesita adaptarse a las circunstancias,
cualesquiera que éstas sean; necesita tener aquello que Maquiavelo llamaba virtú, o reunir las cualidades de
carácter requeridas para la empresa que se tiene entre manos. También necesita
poder, es decir, los medios para alcanzar el éxito, que es cosa distinta de la
disposición para luchar por él. Pero, en la mayoría de los casos, los hombres
se ven desengañados y frustrados: el deseo es infinito; el poder, limitado; el
equilibrio, difícil de lograr y más difícil aún de mantener. Esta falta de
equilibrio, que a menudo resulta del (pag. 179) orgullo o de alguna
perturbación emotiva que ofusca el juicio, desempeña el papel del pecado en
esta versión secular de la vida buena o lograda. Así, al igual que San Agustín,
Maquiavelo comprende la necesidad de un poder político central fuerte, que
permita a los ciudadanos activos y voluntariosos alcanzar el logro de sus
satisfacciones en la medida que las circunstancias cambiantes se lo faculten,
protegidos por un sólido sistema de orden público.”
“Al igual que Marsilio,
Maquiavelo considera a la Iglesia y al papado responsables de buena parte del
descontento y del desorden político reinantes en su época. Inclusive va más
allá y fustiga al mismo cristianismo por predicar la docilidad y la aceptación
pasiva de los males y, también, por ‘inducirnos
a menospreciar el valor de los honores y las posesiones de este mundo’.”
“Maquiavelo no contempla los
bienes mundanos como fines en sí mismos, sino más bien como medios para el
mantenimiento de ese equilibrio o de ese ajuste entre el hombre y las
circunstancias cambiantes que constituyen un complejo desconocido de causas al
cual él llama fortuna. Socialmente,
el establecimiento de un poder secular central fuerte, capaz de controlar tanto
a los individuos revoltosos como a una Iglesia que tenía intereses políticos,
era el medio más importante para lograr tal fin. Él debía permitir a los
ciudadanos dominar las circunstancias de manera más segura, más rápida, y con
mayores esperanzas para el futuro.” (pag. 180)
(…)
“Fue Hobbes quien produjo, a mediados
del siglo XVIII, la formulación clásica de este tema. Pues Hobbes no sólo
universalizó la situación que Maquiavelo había considerado como eventual
necesidad de una época perturbada, sino que también expuso rigurosamente los
supuestos implícitos en la psicología de Maquiavelo, eliminó todos los juicios
morales incongruentes y presentó un cuadro sin ornamentos del hombre natural
como un ser en perpetua búsqueda de satisfacciones fugitivas y de ese precario
equilibrio entre el carácter y las condiciones que Hobbes llama felicidad.”
(pag. 181), ‘Capítulo IV. La Felicidad’ en ‘El Desarrollo de la Teoría
Política’, editorial Universitaria de Buenos Aires EUDEBA, versión castellana
por Néstor Míguez, Argentina, 349 pags., 1961.
Deviene en
fundamental, establecer el momento de quiebre de la filosofía política moderna y racional: entre los que defienden al
individuo ambicioso, apátrida y perverso, versus, el pensamiento preocupado por
la felicidad humana universal, y los hitos se hallan en el pensamiento político
de Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes y Marsilio de
Padua: pensadores de la autoridad
central fuerte y efectiva y de la felicidad
humana universal, ya está establecido que estos poderosos pensadores
políticos fueron odiados por los grupos de poder fáctico de su centuria, y Hobbes: por los capitalistas de la “República plutocrática y esclavista”
de Locke de su tiempo. La ‘Felicidad universal’ del ser humano es
el ácido muriático teórico-político contra los pensadores políticos y
económicos del liberalismo y capitalismo.
La Segunda República en el
Perú, debe girar los ejes del pensamiento político y su accionar, sobre ese
tema clave de la filosofía política: La FELICIDAD
GENERAL, y denunciar a todas las teorías y postulados que se opongan a
ella, al costo que fuere.
Lima, 13 de agosto del 2014
Jaime Del Castillo Jaramillo
Abogado egresado de la U.N.M.S.M. con más de 20 años de ejercicio
profesional y cuenta con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20
años de ejercicio profesional; periodista, fundador y director del programa
radial y televisivo ‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en
radio); Maestría en Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano
insuficiente y epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado
internacional en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de
Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la
tesis: “Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
Fundador, ideólogo y Presidente de “Foro Republicano”
http://fororepublicanoperuano.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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