Foucault y Chomsky no creen en la democracia económica
de hoy y consideran que la resistencia y lucha permanente contra las
plutocracias y grupos de poder debe ser constante y persistente: La República
del siglo XXI debe tener otro continente y contenido
De la famosa
polémica en Holanda (convertida en libro) sostenida entre las dos celebridades
de la intelectualidad universal como son el sicólogo y filósofo francés Michel Foucault y el norteamericano
lingüista Noam Chomsky se pueden
sacar importantes lecciones y anotaciones para la ciencia política y para las
proyecciones de la necesidad práctica en la lucha republicana con toda
seguridad.
I
Foucault tiene un concepto
muy realista y racional y espléndido sobre la naturaleza humana, la ciencia y
el saber, que nos obliga a profundizar en la racionalidad moderna con mucho
realismo desde el mismo concepto de vida que nunca fue el mismo en la evolución
humana, la valoración de la vida y del mismo cuerpo humano pasó por diferentes
conceptos y tratativas y que se escabulle inclusive a la grilla científica
misma.
La naturaleza
humana entonces sigue siendo como la vida: todo un enigma y todo un desafío y
todo un problema desde el inicio de la civilización hasta nuestros días, es más
el concepto de vida y de naturaleza humana siempre fue la herramienta clave
para las ideologías políticas y para las praxis de poder de los grupos
dominantes de todo tipo, clase y nivel social, económico, político y cultural
en general, tal como se puede evidenciar de la simple compulsa de la historia
universal y sus recodos críticos.
En ese discurso
y sentido concordamos con Foucault en
cuanto a que el desarrollo de la ciencia se acomoda a transformaciones o
intereses de grupos de poder en cada momento histórico o dominio civilizatorio
tal como se desprende del estudio de la historia de la cultura y de la política
mundiales, y no es como afirman algunos románticamente en el sentido que la
ciencia progresa beneméritamente cual virgen protectora o benefactora de la
humanidad toda.
II
La ciencia política entonces responde a
los intereses de su momento y eso lo dejó muy en claro el mismo padre de la
ciencia política como es el florentino Nicolás
Maquiavelo por eso se apresuró en dictaminar que debe existir una
separación entre moral y política, y las razones son mucho más que obvias si
nos atenemos al realismo técnico maquiaveliano y que gracias a sus eficaces y
sustentadas enseñanzas triunfó dicho método en el estudio científico de la
política tal como se enseña en las universidades e institutos especializados
hasta hoy.
Concordamos con Foucault cuando afirma que la POLÍTICA es el ‘tema más crucial de nuestra existencia’ y eso se puede comprobar
hoy con mucha facilidad, por eso es que debemos centrarnos en darle un nuevo
continente y contenido a nuestras REPÚBLICAS
sobre todo en Sudamérica, donde sufrimos hace décadas de sequía de teoría
política acertada, eficaz y realista, y vivimos en la estafa permanente de
conceptos europeizados desfasados y estafadores aunado a un secuestro legal y
constitucional de nuestras iniciativas y derechos de gobernar y administrar
nuestro destino y felicidad por parte de partidocracia corrupta y de gobiernos
signados por el entreguismo, la mediocridad y la corrupción.
Obviamente que
Chomsky coincide con nuestra posición en el sentido que el Congreso de la
República es un organismo inútil, dispendioso y mafioso que obstruye el
desarrollo nacional y el progreso de nuestras naciones, en el caso peruano:
económicamente seguimos siendo simples exportadores de piedras; por eso creemos
con Chomsky en el poder para las asambleas de las fuerzas vivas de nuestra
nación para que decidan sobre su destino y bienestar.
Y por cierto que
coincidimos con Foucault/Chomsky en
el sentido de negar la existencia de democracias
en nuestras naciones toda vez que nunca hubo ni hay ‘ejercicio efectivo del poder por parte del pueblo’.
Y es sumamente
esclarecedor que el mismo Foucault afirme
que estamos dominados por “poder de
clase que se impone a través de la violencia, incluso cuando los instrumentos
de esta violencia son institucionales y constitucionales” y esto lo he
venido afirmando muchas veces en diferentes momentos de mis programas radiales
y en mis artículos como se puede corroborar. Y ello es comprobable en Perú con
mucha facilidad con una partidocracia de derecha y de izquierda preocupada en
mantener una constitución política espuria y corrupta neoliberal faccionada e
impuesta por los delincuentes (ambos purgando prisión por asesinos y corruptos)
Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori con mil artimañas en
el año 1993 y sin embargo hasta la fecha los partidos y los grupos de poder y
las transnacionales se preocupan con garra e ímpetu en que dicha constitución
política y su correlato: el ‘Estado de
Derecho’ se mantenga para proteger sus intereses y no los intereses de las
grandes mayorías, aquí la posición teórica de Foucault se comprueba exactamente en el caso peruano.
III
Es racional y
acertado que tanto Foucault/Chomsky
coincidan en que la tarea del momento presente es denunciar, demostrar y
comprobar todas las relaciones de poder político que tuercen y corrompen la
sana vida republicana en general, la tarea crítica de denuncia y de
señalamiento puntual de las perversiones de poder político en nuestras
Repúblicas debe ser permanente, decidida y valiente.
………………………………………………………….
Pasemos a leer ahora
las glosas sobre las afirmaciones tan importantes de estos dos grandes
personajes de la intelectualidad mundial: Foucault/Chomsky,
y que alimentan y abonan en pro de nuestras tesis argüidas modestamente ut
supra:
“Foucault: Afirmaría que
el concepto de vida no es un concepto científico; ha sido un indicador
epistemológico del efecto que las funciones de clasificación, delimitación y
otras tuvieron sobre las discusiones científicas, y no sobre su contenido.”
“En mi opinión,
el concepto de naturaleza humana es similar. No fue mediante el estudio de la
naturaleza humana que los lingüistas descubrieron las leyes de la mutación
consonántica, ni Freud los principios de interpretación de los sueños, ni los
antropólogos culturales la estructura de los mitos. Creo que en la historia del
conocimiento el concepto de naturaleza humana cumplió, ante todo, el rol de un
indicador epistemológico para designar ciertos tipos de discursos vinculados o
contrapuestos a la teología, la biología o la historia. Me resultaría difícil
ver allí un concepto científico.” (pag. 11)
(…)
“Durante mucho
tiempo, se creyó que las ciencias seguían una cierta línea de "progreso';
que obedecían al principio de "desarrollo" y de convergencia de los
diversos tipos de saber. Sin embargo, cuando observamos el desarrollo de la
comprensión europea, que en un sentido histórico y geográfico resultó ser una
comprensión mundial y universal, ¿es posible afirmar que hubo desarrollo? Yo,
por mi parte, diría más bien que se trata de una transformación.” (pag. 31)
(…)
“Quizás, el
punto en el que el señor Chomsky y yo diferimos sea el siguiente: cuando alude
a la ciencia, tal vez piense en la organización formal del saber, mientras yo
me refiero al saber mismo, es decir, pienso en el contenido de los distintos
saberes dispersos en una sociedad particular, que permean la sociedad y se
imponen como fundamento de la educación, de las teorías, de las prácticas,
etcétera.” (pag. 33)
(…)
“En realidad, la
filosofía nunca me importó, pero ése no es un problema. Su pregunta es: ¿por
qué me interesa tanto la política? Si pudiera responder de una forma muy
sencilla, diría lo siguiente: ¿por qué no debería interesarme? Es decir, qué
ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el
interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia,
esto es, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las
que funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo
prohibido de nuestra conducta. Después de todo, la esencia de nuestra vida
consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos
encontramos.” (pag. 41)
(…)
Chomsky:
“Se trata de
vestigios que deben ser derrocados, eliminados en favor de la participación
directa mediante asambleas de trabajadores u otras asociaciones libres que los
individuos constituirán por su cuenta sobre la base de su existencia social y
de su trabajo productivo.
Cuando hablo de
anarcosindicalismo, me refiero a un sistema federado y descentralizado de
asociaciones libres que incorpore instituciones económicas, así como otras
instituciones sociales; y me parece que ésta es la forma apropiada de
organización social para una sociedad tecnológica avanzada, donde no hay que
forzar a los seres humanos a ocupar el lugar de un instrumento, de una rueda
dentada en la máquina. Ya no hay ninguna necesidad social de que los seres
humanos sean tratados como componentes mecánicos del proceso productivo; esto
puede superarse (pag. 43) y debemos hacerlo a través de una sociedad de
libertad y de asociación libre, en la que el impulso creativo que considero
intrínseco a la naturaleza humana sea capaz de realizarse en los hechos.” (pag.
44)
(…)
“ELDERS: Señor Foucault, ¿cree usted,
después de haber escuchado esto, que podemos describir a nuestras sociedades
como democráticas?
FOUCAULT: No, en realidad,
nunca se me ocurriría llamar democrática a nuestra sociedad. Si por democracia
entendemos el ejercicio efectivo del poder por parte de un pueblo que no está
dividido ni ordenado jerárquicamente en clases, es claro que estamos muy lejos
de una democracia. Me parece evidente que estamos viviendo bajo un régimen de
dictadura de clase, de un poder de clase que se impone a través de la
violencia, incluso cuando los instrumentos de esta violencia son
institucionales y constitucionales; y a ese nivel, hablar de democracia carece
de sentido por completo.” (pag. 45)
(…)
“Por otro lado,
una de las tareas que considero urgentes y apremiantes, por encima y más allá
de todo lo demás, es la siguiente: deberíamos indicar y mostrar, incluso cuando
están ocultas, todas las relaciones del poder político que actualmente controlan
el cuerpo social, lo oprimen y lo reprimen.
Lo que quiero
decir es esto: es una costumbre considerar, al menos en la sociedad europea,
que el poder está en manos del gobierno y que se ejerce a través de ciertas
instituciones determinadas, como la administración, la policía, el ejército y
los aparatos de Estado. Sabemos que la función de estas instituciones es idear
y transmitir ciertas decisiones para su aplicación en nombre de la nación o del
Estado, y para castigar a quienes no obedecen. Pero creo que el poder político
también se ejerce a través de la mediación de ciertas instituciones que
parecerían no tener nada en común con el poder político, que se presentan como independientes
a éste, cuando en realidad no lo son.
Sabemos esto en
relación con la familia; y sabemos que la universidad, y, de un modo general,
todos los sistemas de enseñanza, que al parecer sólo diseminan conocimiento, se
utilizan para mantener a cierta clase social en el poder y para excluir a otra de
los instrumentos del poder. Las instituciones del saber, de la previsión y el
cuidado, como la medicina, también ayudan a apuntalar el poder político. Esto
también es evidente, incluso a un nivel escandaloso, en ciertos casos
vinculados con la psiquiatría.
Me parece que la
verdadera tarea política en una sociedad como la nuestra es realizar una
crítica del funcionamiento de las instituciones que parecen neutrales e
independientes; hacer una crítica y atacarlas de modo tal de desenmascarar la
violencia política que se ha ejercido a través de éstas de manera oculta, (pag.
45) para que podamos combatirlas.
En mi opinión,
esta crítica y esta lucha son esenciales por distintos motivos: en primer
lugar, porque el poder político va mucho más allá de lo que uno sospecha; hay
centros y puntos de apoyo invisibles y poco conocidos; su verdadera
resistencia, su verdadera solidez quizá se encuentra donde uno menos espera.
Probablemente, sea insuficiente afirmar que detrás de los gobiernos, detrás de
los aparatos de Estado, está la clase dominante; debemos localizar el punto de
actividad, los lugares y las formas en las que se ejerce la dominación. Y
porque esta dominación no es sólo la expresión, en términos políticos, de la
explotación económica, sino su instrumento y, en gran medida, su condición de
posibilidad, para suprimir a una es necesario discernir la otra de forma
exhaustiva. Si no logramos reconocer estos puntos de apoyo del poder de clase,
corremos el riesgo de permitir la continuidad de su existencia y de ver a este
poder de clase reconstituirse a sí mismo, incluso luego de un aparente proceso
revolucionario.”
“CHOMSKY: Sin duda estoy
de acuerdo, no sólo en teoría sino también en la acción. Creo que hay dos
tareas intelectuales: una, a la que me referí, es intentar crear la visión de
una sociedad futura donde impere la justicia; esto significa crear una teoría
social humanista basada, si es posible, en una concepción humanista y firme de
la esencia humana, o de la naturaleza humana. Ésa es una de las tareas.
La otra consiste
en comprender cabalmente la naturaleza del poder, la opresión, el terror y la
destrucción en nuestra propia sociedad. Y sin duda esto incluye las
instituciones que mencionó, así como las instituciones clave de toda sociedad
industrial, a saber, las instituciones económicas, comerciales y finan(pag.
46)cieras y, en particular, en el período que se avecina, las grandes
corporaciones multinacionales …”.
“Éstas son las
instituciones básicas de opresión, coerción y gobierno autocrático que parecen
neutrales a pesar de todo lo que afirman. Estamos sujetos a la democracia del
mercado, y esto debe entenderse precisamente en términos del poder autocrático,
incluida su forma particular de control que procede del dominio de las fuerzas
de mercado en una sociedad no igualitaria.
No cabe duda de
que debemos comprender estos hechos, y no sólo comprenderlos sino combatirlos.
Creo que la propia participación política, a la que dedicamos la mayor parte de
nuestra energía y esfuerzo, debe concentrarse en esa área.” (pag. 47)
(…)
“CHOMSKY: Creo que en la
esfera intelectual de la acción política, donde se intenta construir una visión
de una sociedad justa y libre sobre la base de alguna noción de la naturaleza
humana, enfrentamos exactamente el mismo problema que encontramos en la acción
política inmediata, a saber, el de estar obligados a actuar, porque los
problemas son muy graves, y sin por eso desconocer que cualquier cosa que
hagamos se basa en una comprensión muy parcial de las realidades sociales y, en
este caso, de las realidades humanas.” (pag. 49)
(…)
“Nuestro
concepto de naturaleza humana es sin duda limitado, está condicionado
parcialmente por la sociedad, coartado por nuestras propias deficiencias de
carácter y por las limitaciones de la cultura intelectual en la que vivimos.
Pero, al mismo tiempo, es de una importancia crucial saber qué objetivos
imposibles queremos alcanzar si nuestra intención es alcanzar algunos de los
objetivos posibles. Y esto significa que debemos ser lo suficientemente audaces
como para especular y crear teorías sociales basadas en un conocimiento
parcial, muy atentos a la posibilidad, y de hecho a la alta probabilidad, de
que al menos en algunos aspectos estemos muy lejos de dar en el blanco.” (pag.
50)
(…)
“Foucault: Pero si en una lucha la
justicia está en juego, lo está como instrumento de poder, no con la esperanza
de que finalmente un día, en esta sociedad o en otra, las personas sean
recompensadas por sus méritos o castigadas por sus faltas. Más que pensar en la
lucha social en términos de "justicia", hay que hacer hincapié en la
justicia desde la perspectiva de la lucha social.” (pag. 55)
(…)
“FOUCAULT: Si le parece bien, voy a ser
un poco nietzscheano al respecto; en otras palabras, me parece que la idea de
justicia (pag. 59) en sí es una idea que ha sido inventada y puesta a funcionar
en diferentes tipos de sociedades como instrumento de cierto poder político y
económico, o como un arma contra ese poder. Pero creo que, en todo caso, el
concepto mismo de justicia funciona dentro de una sociedad de clases como una
demanda de la clase oprimida y como justificación de la misma.” (pag. 60)
(…)
“Y contra lo que
usted cree, no puede evitar que yo piense que estos conceptos de naturaleza
humana, de justicia, de realización de la esencia de los seres humanos, son
todos conceptos formados dentro de nuestra civilización, de nuestro tipo de
conocimiento y de nuestra forma de la filosofía, y que por lo tanto forman
parte de nuestro sistema de clases; y no podemos, por lamentable que sea,
servirnos de estos conceptos para describir o justificar una lucha que debería
-y que por principio debe- echar abajo los fundamentos mismos de nuestra
sociedad. Esta es una extrapolación para la que no puedo hallar la
justificación histórica. Esa es la cuestión...” (pag. 62). Noam Chomsky/Michel
Foucault, Fons Elders. “La naturaleza humana:justicia versus poder. Un debate”.
Traducido por Leonel Livchits. 73 páginas. Este libro se terminó de imprimir en
primera edición en octubre de 2006 en Latingráfica S.R.L., Rocamora 4161 CP
C1184 ABC, Buenos Aires.
Queda entonces
sumamente claro que tanto Michel Foucault
como Noam Chomsky connotados y
esclarecidos académicos e intelectuales de talla universal no creen en la
democracia económica de hoy y consideran que la resistencia y lucha permanente
contra las plutocracias y grupos de poder debe ser constante y persistente: La
República del siglo XXI debe tener otro continente y contenido
Lima, 04 de
agosto del 2014
Jaime Del Castillo Jaramillo
Abogado egresado
de la U.N.M.S.M. con más de 20 años de ejercicio profesional y cuenta con
estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis:
“Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
Fundador,
ideólogo y Presidente de “Foro Republicano”
http://fororepublicanoperu.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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