Blues: el podio para el lamento o la picardía sexual
Bessie Smith fue
condenada por usar famosas letras de blues con doble sentido sexual; en Cuba
también hicieron lo mismo. Historia del Jazz. Parte IV
Por: Jaime Del Castillo Jaramillo
El blues tiene sus orígenes más remotos en el siglo XIX, y fueron los primevos y
originales: los country blues, los mismos que emergen en
los años veinte decimonónicos. Y los créditos se otorgan creo, sin discusión
alguna, a las primeras grabaciones conocidas y se puede decir modernas, de
músicos como: Robert Leroy Johnson ‘El
Rey del Blues del Delta’ (Hazlehurt, Misissipi, 8/5/1911- Greenwood, Misissipi,
16/8/1938), “Blind” Lemon Henry
Jefferson, ‘Rey del Country Blues’
(Coutchman, Texas, 24/9/1893- Chicago, Illinois, 19/12/1929), Charlie Patton ‘El Padre del Delta
Blues’ (4/1891, Bolton, Misisipi -28/04/1934, Indianola, Misisipi), Son House o Eddie James House Jr.,
(Lyon, Misisipi 21/3/1902- Detroit, Míchigan 19/10/1988), y Leadbelly o Huddie
William Ledbetter (Mooringsport, Luisiana 20/1/1888 - Nueva York, 6/12/1949),
entre otros.
“Blues” en el idioma inglés, significa cualquier canción que manifieste tristeza
o congoja; pero musicalmente: blues, es estructura
dividida en segmentos de doce compases, y basada en armonías de tónica
dominante y subdominante. Famosos y célebres son los blue notes
donde que en los primeros blues se usaba tanto de la tercera mayor como de la
menor en la línea vocal unido a la séptima disminuida; para otros, la quinta
disminuida, esa usanza tuvo más tarde la misma importancia que la blue note.
Esta
característica y personalidad única del Blue Note, es un
efecto musical que no se puede manifestar en la notación, sin embargo es uno de
los sonidos más lastimeros de la música del siglo XX, y de ahí su originalidad,
autenticidad, especificidad y autonomía musical. Obviamente, que la potente
riqueza y fuerza emocional del blue note trascendió
del blues directamente hacia el jazz,
y por cierto, para otras formas de música popular.
Originalmente,
el blues usaba una estrofa-base en la que la
cabeza de los versos se exponía, y luego
se repetía, y finalmente, viene seguido de otro verso que rima con los dos
anteriores. Esta estructura-base musical del blues
permite manifestar frontalmente y en forma clara y contundente la queja, la
pena o el lamento, y además permitía la belleza de la licencia poética; además la
estrofa del blues no solamente puede ocupar doce compases,
sino también doce y medio, trece, quince
o incluso más.
La
autonomía, personalidad, originalidad y alma del Blues,
se expresa desde el mismo momento en que para un músico de la tradición europea
occidental, las licencias poéticas y musicales en la extensión de la forma del Blues devienen en netamente inconcebibles e inaceptables
para el músico tradicional de escuela occidental europea, al destruir frontal y
radicalmente el concepto de oro, según
el cual toda canción debe tener una extensión predeterminada y ésta debe ser la
misma cada vez que se interprete. Eso no se obedece o no se cumple con el blues.
El Blues, por cierto, nace con otras procedencias y genes y
elementos e insumos, los mismos que se hicieron música original y única, y no
tenía otro destino y camino que levantarse y emerger sólidamente como género
musical, precisamente por eso: por su autonomía, belleza, originalidad y
personalidad propia.
En la típica
música del Blues, no era importante, ni cardinal, ni
fundamental, lograr compacto sonido musical de grupo, sino que, la clave de
todo estaba en crear en la música del Blues, una poderosa y
definida expresión personal, en la cual la métrica personalísima se hacía
unidad con las pausas naturales que empleamos en nuestra rutinaria respiración
y el habla.
Es bueno
dejar sentado aquí que, el blues clásico comenzó
a tomar elementos del mundo del jazz, y eso se debió a que muchos músicos se
iniciaron tanto en el Blues como en el Jazz, así mismo, no se puede soslayar la influencia que
ejerció también los minstrel shows, el circo, el espectáculo de variedades
y otros tipos de música ambulante que era muy propia en el sur de los Estados
Unidos de América.
Con el
devenir y el posicionamiento del Blues, se verifica la
consolidación de las bases maestras y estructurales de esta música, tales como
los arreglos, los solos, las introducciones, y la llamada y respuesta, las
mismas que adquirieron carácter estandarizado y profesional.
No solamente
variaron los contenidos del Blues, también cambiaron las formas, por ejemplo, la versión masculina en el country blues, tendrá como seria competidora en el género
hermano del blues clásico a la versión femenina; que hizo
valer la diferencia entre sexos, el gran tema importante y muy recurrente en el
espíritu de las modernas letras de blues.
El Blues fue ascendiendo en movilidad social y cultural: del
lejano campo agrícola, o de las sucias y peligrosas calles urbanas, o de las
malolientes tabernas y lupanares, ascendió a mejores ubicaciones, tales como
teatros, carpas de espectáculos, barracones populares o salones de actos, y ya
era un preferido en el espectáculo de masas, condición que se consolida y se
dispara o despega con las grabaciones técnicas e industriales del blues, vale decir: la masificación musical se afinca y se
expande y se consolida, por ejemplo, para 1920 la General Phonograph
Company alcanzó ventas millonarias con la grabación de música blues a
cargo de la artista negra Mamie Smith (6/5/1883,
Cincinnati, Ohio – 16/9/1946, Staten Island, Nueva York), conocida como la
«primera dama del blues», fue además de cantante, bailarina, pianista y
actriz norteamericana.
La diva
negra Mamie Smith obtuvo en su debut
y en el primer mes de su grabación, el respaldo de 75,000 discos vendidos, y
para su primer año logró vender más de un millón de placas discográficas. Estos
impactantes resultados en ventas efectivas y con dinero contante y sonante,
convenció a muchos empresarios y a otras compañías disqueras a entrar con
fuerza en este mercado incipiente del Blues, y que prometía
anchas y gordas bolsas millonarias en ganancias.
No podemos
dejar de mencionar y reseñar que los discos grabados por cantantes negros
fueron llamados: “Los race records” (o mejor dicho, los discos de raza). Pero aun así, las
grabaciones continuaron y continuaron, y las ventas iban viento en popa,
solamente para acotar y abonar en este punto: que corriendo el año de 1926 se verificaron en toda
Norteamérica, más de 300 grabaciones de blues y de gospel, donde destacaban gran mayoría de cantantes negras; y
como quiera que el cómodo y razonable precio de 50 o 75 centavos de dólar por
placa discográfica era muy accesible para las grandes masas, pues impulsaron
rápidamente las ventas, y para 1927 el número de discos publicados para ventas
ascendió de 300 a 500 unidades, y con mucho optimismo.
Los
codiciosos empresarios y las voraces compañías disqueras sedientas de más
ganancias económicas, no pusieron ningún reparo en invertir en los famosos,
proactivos e inescrupulosos “cazatalentos” quienes
iban a la búsqueda, ubicación y captación de músicos negros prometedores y con
talento y futuro, y tanto fue así, que por ejemplo: los gerentes de diferentes
industrias discográficas ordenaron y financiaron no menos de
700
expediciones solamente para Atlanta,
y a fines de los dorados años 20’, peinaron de arriba hacia abajo, las ciudades
de Memphis, Dallas y Nueva Orleans, entre otras ciudades más, y muy visitadas en
los conocidos viajes de los aludidos y audaces cazatalentos.
Gertrude “Ma” Rainey o Gertrude Malissa Nix Pridgett Rainey,
conocida como Ma Rainey (Columbus,
Georgia 26/4/1886 – 22/12/1939, Rome, Georgia), famosa cantante negra del blues clásico, y la pionera en hacerlo con acompañamiento de
piano o con senda orquesta de jazz. Y era la encarnación de la nueva generación
de profesionales cantantes del blues. Se inició
junto a su esposo Will, la diva ‘Ma’ Rainey recorría el sur norteamericano
presentando espectáculos de minstrels itinerante.
‘Ma’ Rainey se hizo muy famosa
porque grabó generosamente y en la mitad de los locos años veinte; su
inconfundible, potente y vibrante voz de contralto, quedó eternizada en más de
un centenar de discos y sorprendentemente en menos de cinco años. A diferencia
de los cantantes de country blues,
quienes eran solistas por antonomasia, pues nuestra ‘Ma’ Rainey tuvo la suerte y la astucia de grabar con los más
grandes músicos de jazz de su evo, tales como Louis Armstrong y Coleman
Hawkins.
Bessie Smith (Chattanooga,
Tennessee 15/4/1894 – Clarksdale, Misisipi 26/9/1937), conocida como la "Emperatriz del blues", fue la cantante más
popular de los locos años 20’ y de los críticos años 30’ y por cierto, la cantante
más influyente para las generaciones que la siguieron. De hecho, fue la protegida
de la gran ‘Ma’ Rainey; y es que Bessie Smith a sus escasos nueve añitos
de edad empezó a cantar y bailar en la dura calle a cambio de algunas monedas o
propinas, y siendo jovencita, integró el espectáculo itinerante de la
mencionada ‘Ma’ Rainey.
La voz extraordinaria
y penetrantemente resonante de la gran Bessie
Smith le abrió las puertas de la
fama, no solamente eso, superó a la diva y su mentora ‘Ma’ Rainey en cuanto a la variedad y coloratura de su invención
melódica, y en cuanto a su impresionante dominio de la extraordinaria afinación
y en la profundidad expresiva y emotiva de su canto.
Cuando se
independiza, la Smith es contratada
para el circuito teatral de Milton Starr,
es decir, cayó en las negras garras del otrora y tristemente célebre TOBA o el “Theatre Owner’s
Booking Agency” (Agencia de Contratación para Empresarios
Teatrales), donde los artistas negros eran cruel e indignamente explotados, por
lo tanto la Smith se inició con una
miserable paga de ínfimos e insultantes dos dólares y medio semanales, y era
parte del conocido Pete Werley’s Minstrel Show.
Sin
embargo, Bessie Smith esperaba su
gran oportunidad y momento, conocedora de la calidad de su voz e interpretación
del blues, fue así que para 1923
grabó la placa: “Down Hearted Blues” y gatilló así, su
carrera musical directo a la fama y al estrellato; este disco vendió más de
medio millón de placas en breves meses, y como no podía ser de otra manera, la Smith empezó a grabar regularmente, y
ahora sí, actuaba pero cobrando altos honorarios que alcanzaban hasta los dos mil dólares semanales.
El Blues no solamente era lamento y queja y dolor, también
algunas de sus letras al igual que la música
cubana tenían doble sentido sexual, y precisamente ese filo de la navaja no
gustó a determinado público norteamericano,
si bien es cierto que coadyuvó para la rápida venta de discos, también es
cierto que el Blues recibió
execraciones, y Bessie Smith estuvo
en el ojo de la tormenta, ya que ciertos sectores sociales y religiosos de la
clase media negra sobre todo, condenaba ese lado ‘cuestionable’ del Blues.
Entre 1910
y 1930 aparecen las primeras partituras de consumo popular del Blues, bajo la influencia de
compositores del neoyorquino barrio de Tin
Pan Alley, donde se agrupaba asimismo, la industria musical de liderazgo
nacional, Tin Pan Alley significaba
en su momento de oro: la propia industria de la música popular y comercial.
Tin Pan Alley ostentaba
compositores como W. C. Handy o William Christopher Handy (Florence,
Alabama, 16/11/1873 – 28/3/1958, Nueva York), quien fuera compositor y músico
de blues, y hasta fue considerado como "The Father of the
Blues". Handy fue
uno de los compositores más influyentes de los Estados Unidos, y como quiera
que era natural de Alabama, se inspiraba
en sus años mozos recordando la troupe itinerante de minstrels cuando componía blues,
fueron muy populares sus canciones “Memphis
Blues” (1912), “St. Louis Blues” (1914) y “Beale Street Blues” (1916).
W.C. Handy se trasladó a Nueva
York para 1917, destacándose no solamente como compositor, sino también como defensor
de la música popular afroamericana, y obviamente como intérprete musical, así como editor
musical y dueño de una compañía discográfica.
Bessie Smith se benefició con
muchas buenas composiciones de W.C.
Handy, y además estableció sólidos vínculos con el jazz, dejando valiosas
grabaciones con los grandes maestros Louis
Armstrong, Benny Goodman, Coleman Hawkins, James P. Johnson, Jack
Teagarden y Fletcher Henderson,
entre otros.
(Fin de la
cuarta parte)
Lima, 21 de junio del 2016
Jaime Del
Castillo Jaramillo
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis:
“Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
http://fororepublicanoperu.blogspot.com
@jaimedelcastill
yeagob2@gmail.com
https://www.facebook.com/jdelcastillojaramillo
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