Stephen Foster impone el primer prototipo híbrido de Jazz
Ridiculizaron al
negro sureño y lo que hicieron fue crear un nuevo género musical universal. Historia
del Jazz. Parte III
Por: Jaime Del Castillo Jaramillo
Queremos
apresurarnos en dejar aquí bien sentado que, toda la historia del jazz es una historia pura y neta de géneros musicales
híbridos, que quede eso muy bien en claro y como hito fundamental para poder
entender realmente al Jazz; un
ejemplo meridiano y contundente son los minstrel shows, que
fueron creados en predecesores quinquenios y mucho antes a la sangrienta Guerra Civil norteamericana, y es que esos
temas eran interpretados por artistas blancos del norte, y que se pintaban la
cara de negro (buscando ridiculizar también), e
imitaban la música y la danza y la cultura negra sureña, la misma que no
conocían realmente y en verdad de verdades.
Obviamente
que los artistas norteños que imitaban la música negra sureña, desconocían la
profundidad y el alma de la música de los negros del Sur, y no olvidemos que el
más célebre compositor de canciones influidas por el género bajo la referencia,
fue Stephen Collins Foster (nace el 4/7/1826,
Lawrenceville, Pennsylvania, y fallece 13/1/1864 a los 37 años, en New York
City), el mismo que originó una fuerte y romántica imagen de la vida popular sureña
que no conocía, cuando en verdad Foster
con las justas visitó el Sur y sólo una vez en 1852, ya que había hecho un
breve paso viajero por Kentucky, y
un corto y rápido viaje navegando el
Mississippi hasta Nueva Orleans,
dicha travesía en barco a vapor, fue con ocasión de la luna de miel de su
hermano, y eso fue todo.
Stephen Collins Foster, fue
conocido como "el padre de la música norteamericana",
debido a sus dotes de compositor. Foster,
compuso más de dos centenares de canciones; las más conocidas fueron "Oh, Susana", "Camptown
Races", "Old Folks at Home", "My Old Kentucky Home",
"Jeanie con el pelo marrón claro", "Viejo Negro Joe", y
"Beautiful Dreamer". Lo
singular de este personaje de la referencia, es que algunas de sus creaciones
musicales siguen siendo populares más de 150 años después de su estreno. Se le
considera como "el más famoso compositor del siglo XIX".
Foster fue autodidacta y un prodigio
musical, ya que por sí mismo aprendió a tocar el clarinete, el violín, la guitarra,
la flauta y el piano. Nunca estudió formalmente composición musical, y fue
ayudado por Henry Kleber (1816-1897)
quien fuera compositor, empresario, acompañante, y gerente en una tienda de
música de origen alemán en Pittsburgh.
Lo más curioso de
todo ello es que, generaciones posteriores de verdaderos artistas negros sureños, aprovecharon la
popularidad que ya les habían formado los artistas blancos norteños, y usaron esas composiciones de segunda mano de su
propia cultura negra sureña, y sobre
ella siguieron el curso de los estereotipos blancos, y se abrieron paso
musicalmente.
Que quede claro
entonces, el estreno del primer jazz norteamericano,
fue en la música de los minstrels shows y tal
como lo hemos desarrollado, fue una versión de imitación musical negra sureña, vale decir, fue una perfecta caricatura blanca racista de la música
negra sureña, y sin quererlo aparece por la puerta ancha y grande el primer híbrido musical de ritmo negro y europeo.
Otra gran
fuente y firme precedente de música para el Jazz, procede de los cantos colectivos
de trabajo por parte de los esclavos negros, sobre todo se verifica y se
comprueba, en el sur de los Estados
Unidos, y a principios del siglo XX, esta modalidad musical es
originalmente manifestación del genio negro, ya que no tiene antecedente o influencia
europea o americana, en modo alguno.
Estos
famosos y originales cantos colectivos negros sureños, eran en verdad, la
vocalización ritualizada original de su sentir y situación, que por contraste y
oposición social, soslaya y desdeña de plano y musicalmente, a los sistemas occidentales de notación y
escalas, y se generaron en diversas variantes: cantos en los campos de cultivo,
cantos de trabajos forzados, cantos callejeros y similares.
El Jazz pasa a la posteridad y se encarna
y se consolida como género musical universal, porque en sus orígenes se
imbricaron y se internalizaron y se integraron de forma plena e inmediata, en
el sensible, emotivo y latente tejido social. Es decir, el Jazz cumplió una
importante función social muy firme
y determinada al momento de su nacimiento.
El Jazz empieza a engarzarse en el tejido
social aprovechando las sensibles ocasiones rituales de gran impacto en la
emoción colectiva, los entierros por
ejemplo, donde la música busca caracterizarse y evocar y configurar su
impactante carácter ultraterreno, el Jazz
mostró su capacidad de emular y mostrar el trascender del aquí y el ahora.
Además, la
complicidad y mezcla y connivencia de cuerpo y alma se dio en forma simétrica,
perfecta y exacta con el Jazz, donde
se verificó entonces, la mutua fertilización entre música y danza, siendo ello
un poderoso elemento unificador entre música y sentir y emoción social;
entonces, se cumplió la regla primera de todo buen y auténtico género musical:
cumplir determinada y material función
social.
En la
orilla opuesta de los cantos colectivos laborales de los negros esclavos
sureños, y por la modalidad musical, tenemos al Blues,
ya que representa el aspecto dionisíaco o placentero y de libertad militante,
toda vez que el blues permite al músico manifestar individualmente su emoción,
su dolor, su malestar y su pobreza, así como sus esperanzas y afanes. El Blues cumplió la función social de ser un recurrido y
popular medio de expresión que ofrecía y facilitaba la catarsis, permitía la
idealización de las difíciles circunstancias de la vida social, y curiosamente,
fabricaba artísticamente una alentadora sensación de dominio de las tristes
circunstancias descritas por el blues.
En este
punto y a propósito del poderoso fenómeno musical del Blues,
bueno es traer a colación el gran enigma de la gran tragedia clásica griega, y
recordamos al viejo Aristóteles y la
gran interrogante de cómo el arte encuentra y genera placer y satisfacción,
tanto en el artista teatral como en el público asistente, cuando ambos
reflexionan y evocan lo opresivo y lo trágico: el Blues en el nuevo mundo, y muchos siglos después de la otrora
Grecia del gran Estagirita, nos
vuelve a poner en ese gran enigma y especulación artística y filosófica.
El blues se configuró sin duda, a pesar del paso del tiempo y
la historia y la geografía equidistante, en la nueva “tragedia”
del clasicismo griego, y nos permite especular y flexionar y reflexionar sobre
las mismas disquisiciones, preguntas y cuestiones que se hicieron los grandes
filósofos griegos sobre la aludida ‘tragedia’ de su evo;
los tiempos han cambiado sin duda, y estamos en el Nuevo Mundo, pero el arte y la filosofía y en específico la Música
tiene su propia metafísica atemporal y axiomática.
(Fin de la tercera
parte)
Lima, 13
de junio del 2016
Jaime Del
Castillo Jaramillo
Abogado
egresado de la U.N.M.S.M. con más de 25 años de ejercicio profesional y cuenta
con estudio jurídico abierto; politólogo con más de 20 años de ejercicio
profesional; periodista, fundador y director del programa radial y televisivo
‘Yo, Sí Opino’ (censurado en TV y cerrado cinco veces en radio); Maestría en
Ciencia Política con la tesis “Pensamiento Político peruano insuficiente y
epidérmico causa de nuestro subdesarrollo político”; Post Grado internacional
en Ciencia Política otorgado por la UCES – Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales de Buenos Aires-Argentina graduado con la tesis:
“Crisis terminal de los Partidos Políticos en el Perú”; catedrático
universitario de ‘Historia del Pensamiento Político”, “Filosofía Política”,
“Metodología de la investigación en Ciencia Política”, “Realidad Nacional”;
“Análisis Político”, “Ciencia Política”, etc.; blogger, comunicador social,
articulista y conferencista.
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@jaimedelcastill
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